El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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976. La presencia de los espíritus que sufren, ¿no es para los buenos causa de aflicción, y qué viene entonces a ser su dicha, estando perturbada?

«No es aflicción, puesto que saben que el mal concluirá; ayudan a los otros a mejorarse y les tienden la mano. Esta es su ocupación y un goce cuando obtienen buen resultado».

-Concíbese esto de los espíritus extraños e indiferentes; pero el espectáculo de los pesares y sufrimientos de aquellos a quienes han amado en la tierra, ¿no perturba su dicha?

«Si no presenciaran esos sufrimientos, sería porque os fueran extraños después de la muerte. La religión os dice que las almas os ven, pero consideran vuestras aflicciones desde otro punto de vista, pues saben que esos sufrimientos son útiles a vuestro progreso, si los soportáis con resignación. Afligense, pues, más de la falta de valor que os detiene, que de los sufrimientos en si mismos que sólo son pasajeros».