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El Libro de los Espíritus > LIBRO SEGUNDO — MUNDO ESPIRITISTA O DE LOS ESPIRITUS > CAPÍTULO VIII — EMANCIPACIÓN DEL ALMA > EL DORMIR Y LOS SUEÑOS
EL DORMIR Y LOS SUEÑOS
400. ¿El espíritu encarnado vive gustoso en su envoltura corporal?
«Pregúntale al prisionero si goza entre cadenas. El espíritu encarnado aspira sin cesar a la libertad, y mientras más grosera es la envoltura, más desea líbrarse de ella».
«Pregúntale al prisionero si goza entre cadenas. El espíritu encarnado aspira sin cesar a la libertad, y mientras más grosera es la envoltura, más desea líbrarse de ella».
401. ¿Durante el sueño, descansa el alma como el cuerpo?
«No, el espíritu nunca está inactivo. Durante el sueño, los lazos que le unen al cuerpo se aflojan, y no necesitándolo el cuerpo, recorre el espíritu el espacio y entra en relación más directa con los otros espíritus».
«No, el espíritu nunca está inactivo. Durante el sueño, los lazos que le unen al cuerpo se aflojan, y no necesitándolo el cuerpo, recorre el espíritu el espacio y entra en relación más directa con los otros espíritus».
402. ¿Cómo podemos juzgar de la libertad del espíritu mientras dormimos?
«Por medio de los sueños. Bien puedes creer que cuando reposa el cuerpo, el espíritu posee más facultades que en estado de vela. Tiene el recuerdo del pasado y a veces previsión del'porvenir; adquiere mayor poder y puede ponerse en comunicación con los otros espíritus, ya en este momento, ya en otros. Tú dices con frecuencia: He tenido un sueño estrambótico, horrible; pero inverosímil. Te equivocas, pues a menudo es recuerdo de lugares y cosas que has visto o presentimiento de lo que verás en otra existencia o en otra época. Entorpecido el cuerpo, el espíritu procura romper sus cadenas, inquiriendo el pasado o el porvenir.
»¡Pobres hombres, cuán poco conocéis hasta los más vilígares fenómenos de la vida! Creéis ser muy sabios, y las cosas más insignificantes os ponen en aprietos. A esta pregunta que os dirigen los niños: ¿Qué hacemos cuando dormimos? ¿Qué son los sueños? Os quedáis mudos.
»El sueño libra parcialmente al alma del cuerpo. Cuando uno duerme se encuentra por un momento en el mismo estado en que fijamente se halla después de la muerte. Los espíritus que con prontitud se separan de la materia en el acto de la muerte, han tenido sueños inteligentes. Cuando duermen se unen de nuevo a la sociedad de otros seres superiores a ellos; viajan, hablan y se instruyen con ellos, y hasta trabajan en obras que encuentran completamente hechas al morir. Esto debe enseñaros una vez más a no temer a la muerte, puesto que, según las palabras del santo, morís todos los días.
»Esto respecto de los espíritus elevados. Pero cuando a la mayoría de los hombres que, al morir, han de permanecer durante mucho tiempo en esa turbación, en esa incertidumbre de que os han hablado, van a mundos inferiores a la tierra, a dondc les llaman antiguos afectos, o buscan quizá placeres más bajos que los que tienen, y doctrinas más viles aún, más innobles, más nocivas que las que entre vosotros profesan. Y lo que engendra la simpatía en la tierra no es otra cosa que el hecho de sentirse uno al despertar, aproximado por el corazón a aquellos con quienes se acaban de pasar ocho o nueve horas de dicha o de placer. Explica también esas antipatías invencibles el conocer en el fondo del corazón que tales gentes tienen distinta conciencia de la nuestra; porque las reconocemos sin haberlas visto nunca con los ojos. Explica asimismo la indiferencia; porque no nos inclinamos a buscar nuevos amigos, sabiendo que tenemos otros que nos aman y nos quieren. En una palabra, el sueño influye en vuestra vida más de lo que pensáis.
»Por medio del sueño, los espíritus encarnados están siempre en relación con el mundo de los espíritus, y por esto los superiores consienten sin mucha repugnancia en encarnarse entre vosotros. Dios ha querido que, durante su contacto con el vicio, puedan ir en busca de fuerzas al origen del bien, para que ellos, que vienen a instruir a los otros, no falten también. El sueño es la puerta que Dios les ha abierto para con sus amigos del cielo; es el recreo después del trabajo, ínterin llega la libertad final que ha de restituirlos a su verdadero centro.
»El sueño es el recuerdo de lo que ha visto vuestro espíritu mientras dormíais; pero observad que no siempre soñáis; porque no recordáis siempre todo lo que habéis visto. No está vuestra alma en todo su desarrollo, y a menudo el sueño no es más que el recuerdo de la turbación que se une a vuestra partida o a vuestro regreso, al cual se junta el de lo que habéis hecho O que os preocupa en estado de vela. Y de no ser así, ¿cómo explicaríais esos sueños absurdos que tiene así el más sabio, como el más ignorante? Los espíritus malos se aprovechan también de los sueños para otormentar a las almas débiles y pusilánimes.
»Por lo demás, dentro de poco veréis desarrollarse otra especie de sueños, que aunque tan antigua como la que conocéis, la ignoráis ahora. El sueño de Juana de Arco, de Jacob, de profetas judaicos y de adivinos indios, sueño que es el recuerdo que el alma completamente separada del cuerpo, conserva de la segunda vida de que os hablaba hace un momento.
»Procurad distinguir bien estas dos especies de sueños en aquellos que recordéis, pues sin ello caeríais en contradicciones y errores que serían funestos a vuestra fe».
Los sueños son producto de la emancipación del alma, que se hace más independiente por la suspensión de la vida activa y de relación. De aquí una especie de clarividencia indefinida que se extiende a los más lejanos lugares o nunca vistos, y a veces hasta a otros mundos. De aquí también el recuerdo que representa a la memoria los sucesos realizados en la existencia presente o en las anteriores. La rareza de las imágenes de lo que ocurre o ha ocurrido en mundos desconocidos, entremezcladas con las cosas del mundo actual, forman esos conjuntos estrambóticos y confusos que parece que no tienen sentido ni trabazón.
La incoherencia de los sueños se explica también por los claros que produce el recuerdo incompleto de lo que se nos ha aparecido mientras dormimos. Tal sucedería con un relato del cual se hubiesen quitado al acaso frases o miembros de éstas, pues reunidos los fragmentos restantes carecerían de significación razonable.
«Por medio de los sueños. Bien puedes creer que cuando reposa el cuerpo, el espíritu posee más facultades que en estado de vela. Tiene el recuerdo del pasado y a veces previsión del'porvenir; adquiere mayor poder y puede ponerse en comunicación con los otros espíritus, ya en este momento, ya en otros. Tú dices con frecuencia: He tenido un sueño estrambótico, horrible; pero inverosímil. Te equivocas, pues a menudo es recuerdo de lugares y cosas que has visto o presentimiento de lo que verás en otra existencia o en otra época. Entorpecido el cuerpo, el espíritu procura romper sus cadenas, inquiriendo el pasado o el porvenir.
»¡Pobres hombres, cuán poco conocéis hasta los más vilígares fenómenos de la vida! Creéis ser muy sabios, y las cosas más insignificantes os ponen en aprietos. A esta pregunta que os dirigen los niños: ¿Qué hacemos cuando dormimos? ¿Qué son los sueños? Os quedáis mudos.
»El sueño libra parcialmente al alma del cuerpo. Cuando uno duerme se encuentra por un momento en el mismo estado en que fijamente se halla después de la muerte. Los espíritus que con prontitud se separan de la materia en el acto de la muerte, han tenido sueños inteligentes. Cuando duermen se unen de nuevo a la sociedad de otros seres superiores a ellos; viajan, hablan y se instruyen con ellos, y hasta trabajan en obras que encuentran completamente hechas al morir. Esto debe enseñaros una vez más a no temer a la muerte, puesto que, según las palabras del santo, morís todos los días.
»Esto respecto de los espíritus elevados. Pero cuando a la mayoría de los hombres que, al morir, han de permanecer durante mucho tiempo en esa turbación, en esa incertidumbre de que os han hablado, van a mundos inferiores a la tierra, a dondc les llaman antiguos afectos, o buscan quizá placeres más bajos que los que tienen, y doctrinas más viles aún, más innobles, más nocivas que las que entre vosotros profesan. Y lo que engendra la simpatía en la tierra no es otra cosa que el hecho de sentirse uno al despertar, aproximado por el corazón a aquellos con quienes se acaban de pasar ocho o nueve horas de dicha o de placer. Explica también esas antipatías invencibles el conocer en el fondo del corazón que tales gentes tienen distinta conciencia de la nuestra; porque las reconocemos sin haberlas visto nunca con los ojos. Explica asimismo la indiferencia; porque no nos inclinamos a buscar nuevos amigos, sabiendo que tenemos otros que nos aman y nos quieren. En una palabra, el sueño influye en vuestra vida más de lo que pensáis.
»Por medio del sueño, los espíritus encarnados están siempre en relación con el mundo de los espíritus, y por esto los superiores consienten sin mucha repugnancia en encarnarse entre vosotros. Dios ha querido que, durante su contacto con el vicio, puedan ir en busca de fuerzas al origen del bien, para que ellos, que vienen a instruir a los otros, no falten también. El sueño es la puerta que Dios les ha abierto para con sus amigos del cielo; es el recreo después del trabajo, ínterin llega la libertad final que ha de restituirlos a su verdadero centro.
»El sueño es el recuerdo de lo que ha visto vuestro espíritu mientras dormíais; pero observad que no siempre soñáis; porque no recordáis siempre todo lo que habéis visto. No está vuestra alma en todo su desarrollo, y a menudo el sueño no es más que el recuerdo de la turbación que se une a vuestra partida o a vuestro regreso, al cual se junta el de lo que habéis hecho O que os preocupa en estado de vela. Y de no ser así, ¿cómo explicaríais esos sueños absurdos que tiene así el más sabio, como el más ignorante? Los espíritus malos se aprovechan también de los sueños para otormentar a las almas débiles y pusilánimes.
»Por lo demás, dentro de poco veréis desarrollarse otra especie de sueños, que aunque tan antigua como la que conocéis, la ignoráis ahora. El sueño de Juana de Arco, de Jacob, de profetas judaicos y de adivinos indios, sueño que es el recuerdo que el alma completamente separada del cuerpo, conserva de la segunda vida de que os hablaba hace un momento.
»Procurad distinguir bien estas dos especies de sueños en aquellos que recordéis, pues sin ello caeríais en contradicciones y errores que serían funestos a vuestra fe».
Los sueños son producto de la emancipación del alma, que se hace más independiente por la suspensión de la vida activa y de relación. De aquí una especie de clarividencia indefinida que se extiende a los más lejanos lugares o nunca vistos, y a veces hasta a otros mundos. De aquí también el recuerdo que representa a la memoria los sucesos realizados en la existencia presente o en las anteriores. La rareza de las imágenes de lo que ocurre o ha ocurrido en mundos desconocidos, entremezcladas con las cosas del mundo actual, forman esos conjuntos estrambóticos y confusos que parece que no tienen sentido ni trabazón.
La incoherencia de los sueños se explica también por los claros que produce el recuerdo incompleto de lo que se nos ha aparecido mientras dormimos. Tal sucedería con un relato del cual se hubiesen quitado al acaso frases o miembros de éstas, pues reunidos los fragmentos restantes carecerían de significación razonable.
403. ¿Por qué no se recuerdan siempre los sueños?
«Lo que tú llamas dormir no es más que descanso del cuerpo; porque el espíritu está siempre en movimiento. Así recobra algo de su libertad, y se comunica con los que aprecia ya en éste, ya en otros mundos; pero como el cuerpo es materia pesada y grosera, con dificultad conserva las impresiones que ha recibido el espíritu; porque no las ha percibido por medio de los órganos del cuerpo».
«Lo que tú llamas dormir no es más que descanso del cuerpo; porque el espíritu está siempre en movimiento. Así recobra algo de su libertad, y se comunica con los que aprecia ya en éste, ya en otros mundos; pero como el cuerpo es materia pesada y grosera, con dificultad conserva las impresiones que ha recibido el espíritu; porque no las ha percibido por medio de los órganos del cuerpo».
404. ¿Qué debe pensarse de la significación atribuida a los sueños?
«Los sueños no son verdaderos en el sentido que entienden los que dicen la buenaventura; porque es absurdo creer que soñar tal cosa anuncia tal otra. Pero son verdaderos en el sentido de que presentan imágenes reales al espíritu, pero que con frecuencia no tienen relación con lo que ocurre en la vida corporal. A menudo también, según tenemos dicho, son un recuerdo y pueden ser también y por fin un presentimiento del porvenir, si Dios lo permite, o el espectáculo de lo que ocurre en aquel momento en otro lugar al que transporta el alma. ¿No tenéis numerosos ejemplos de personas que se aparecen en sueños y advierten a sus parientes o amigos lo que les pasa? ¿Qué son esas apariciones sino el alma o espíritu de esas personas que comunica con la vuestra? Cuando tenéis certeza de que realmente ha sucedido lo que habéis visto, ¿no es una prueba de que ninguna parte ha tomado la imaginación, sobre todo si lo ocurrido está muy lejos de vuestro pensamiento, durante la vigilia?»
«Los sueños no son verdaderos en el sentido que entienden los que dicen la buenaventura; porque es absurdo creer que soñar tal cosa anuncia tal otra. Pero son verdaderos en el sentido de que presentan imágenes reales al espíritu, pero que con frecuencia no tienen relación con lo que ocurre en la vida corporal. A menudo también, según tenemos dicho, son un recuerdo y pueden ser también y por fin un presentimiento del porvenir, si Dios lo permite, o el espectáculo de lo que ocurre en aquel momento en otro lugar al que transporta el alma. ¿No tenéis numerosos ejemplos de personas que se aparecen en sueños y advierten a sus parientes o amigos lo que les pasa? ¿Qué son esas apariciones sino el alma o espíritu de esas personas que comunica con la vuestra? Cuando tenéis certeza de que realmente ha sucedido lo que habéis visto, ¿no es una prueba de que ninguna parte ha tomado la imaginación, sobre todo si lo ocurrido está muy lejos de vuestro pensamiento, durante la vigilia?»
405. A menudo se ven en sueños cosas que parecen presentimientos y que no se realizan, ¿de dónde procede esto?
«Pueden realizarse para el espíritu ya que no para el cuerpo, es decir, que el espíritu ve lo que desea, porque camina a su encuentro. Es preciso no olvidarse que, durante el sueño, el alma está más o menos bajo la influencia de la materia, y que por lo tanto nunca se emancipa completamente de las ideas terrestres. Resulta de aquí que las preocupaciones de durante el día pueden dar a lo que se ve, la apariencia de lo que se desea, o teme, lo que puede verdaderamente llamarse efecto de la imaginación. Cuando nos preocupa notablemente una idea, referimos a ella todo lo que vemos».
«Pueden realizarse para el espíritu ya que no para el cuerpo, es decir, que el espíritu ve lo que desea, porque camina a su encuentro. Es preciso no olvidarse que, durante el sueño, el alma está más o menos bajo la influencia de la materia, y que por lo tanto nunca se emancipa completamente de las ideas terrestres. Resulta de aquí que las preocupaciones de durante el día pueden dar a lo que se ve, la apariencia de lo que se desea, o teme, lo que puede verdaderamente llamarse efecto de la imaginación. Cuando nos preocupa notablemente una idea, referimos a ella todo lo que vemos».
406. Cuando vemos en sueños a personas que viven aún, a quienes conocemos perfectamente, realizando actos en que ni siquiera piensan, ¿no es un efecto de pura imaginación?
«En que ni siquiera piensan, ¿qué sabes tú? Su espíritu puede muy bien venir a visitar el tuyo, como el tuyo puede ir a visitar el suyo, y no siempre sabes lo que piensa. Además de que vosotros aplicáis a personas que no conocéis, y siguiendo vuestros deseos, lo que ha ocurrido u ocurre en otras existencias».
«En que ni siquiera piensan, ¿qué sabes tú? Su espíritu puede muy bien venir a visitar el tuyo, como el tuyo puede ir a visitar el suyo, y no siempre sabes lo que piensa. Además de que vosotros aplicáis a personas que no conocéis, y siguiendo vuestros deseos, lo que ha ocurrido u ocurre en otras existencias».
407. ¿Es necesario el sueño perfecto para la emancipación del espíritu?
«No; el espíritu recobra su libertad cuando los sentidos se entorpecen, y aprovecha para emanciparse todos los momentos que le proporciona el cuerpo. Desde el instante que existe postración de fuerzas vitales, el espíritu se desprende, gozando de mayor libertad a medida que el cuerpo es más débil».
Por esto el dormitar o un simple entorpecimiento de los sentidos, ofrece a veces las mismas imágenes que el sueño.
«No; el espíritu recobra su libertad cuando los sentidos se entorpecen, y aprovecha para emanciparse todos los momentos que le proporciona el cuerpo. Desde el instante que existe postración de fuerzas vitales, el espíritu se desprende, gozando de mayor libertad a medida que el cuerpo es más débil».
Por esto el dormitar o un simple entorpecimiento de los sentidos, ofrece a veces las mismas imágenes que el sueño.
408. A veces nos parece oír dentro de nosotros mismos palabras claramente pronunciadas, que ninguna relación tienen con lo que nos ocupa, ¿de dónde procede esto?
«Sí, hasta frases enteras, sobre todo cuando los sentidos empiezan a entorpecerse. A veces es el débil eco de un espíritu que quiere comunicarse contigo».
«Sí, hasta frases enteras, sobre todo cuando los sentidos empiezan a entorpecerse. A veces es el débil eco de un espíritu que quiere comunicarse contigo».
409. Con frecuencia en un estado que no es aún el de dormitar, cuando tenemos los ojos cerrados, vemos imáge nes distintas, fiquras cuyos más mínimos detalles apreciamos. Es esto efecto de visión o de imaginación?
«Entorpecido el cuerpo, el espíritu procura romper sus cadenas. Se transporta y ve; de modo, que si estuviese completamente dormido, soñaría».
«Entorpecido el cuerpo, el espíritu procura romper sus cadenas. Se transporta y ve; de modo, que si estuviese completamente dormido, soñaría».
410. A veces mientras dormimos o dormitamos, tenemos ideas que parecen muy buenas, y que a pesar de los esfuerzos que hacemos por recordarlas, se borran de la memoria. ¿De dónde proceden esas ideas?
«Son resultado de la libertad del espíritu que se emancipa y goza de mayores facultades en aquel momento. A menudo son también consejos que dan otros espíritus».
-¿Para qué sirven esas ideas o consejos, puesto que no los recordamos ni podemos aprovecharlos?
«A veces esas ideas pertenecen más al mundo de los espíritus que al corporal; pero lo más común es que si el cuerpo olvida, el espíritu las recuerda, y la idea acude en el momento oportuno como una inspiración instantánea».
«Son resultado de la libertad del espíritu que se emancipa y goza de mayores facultades en aquel momento. A menudo son también consejos que dan otros espíritus».
-¿Para qué sirven esas ideas o consejos, puesto que no los recordamos ni podemos aprovecharlos?
«A veces esas ideas pertenecen más al mundo de los espíritus que al corporal; pero lo más común es que si el cuerpo olvida, el espíritu las recuerda, y la idea acude en el momento oportuno como una inspiración instantánea».
411. Cuando está desprendido de la materia y obra como espíritu, ¿el encarnado sabe la época de su muerte?
«A menudo la presiente, y a veces la conoce claramente, lo cual en estado de vela le da intuición de ella. De aquí proviene que ciertas personas prevén a veces su muerte con grande exactitud».
«A menudo la presiente, y a veces la conoce claramente, lo cual en estado de vela le da intuición de ella. De aquí proviene que ciertas personas prevén a veces su muerte con grande exactitud».
412. La actividad del espíritu durante el descanso o sueño del cuerpo, ¿puede hacer que éste experimente cansancio?
«Sí; porque el espíritu está sujeto al cuerpo, como el globo aerostático al poste de donde está atado, y así como las sacudidas del primero conmueven al segundo, la actividad del espíritu reacciona sobre el cuerpo, y puede hacerle experimentar cansancio».
«Sí; porque el espíritu está sujeto al cuerpo, como el globo aerostático al poste de donde está atado, y así como las sacudidas del primero conmueven al segundo, la actividad del espíritu reacciona sobre el cuerpo, y puede hacerle experimentar cansancio».