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El Libro de los Espíritus > LIBRO TERCERO — LEYES MORALES > CAPÍTULO VIII — LEY DEL PROGRESO > PUEBLOS DEGENERADOS > 788
788. Los pueblos son individualidades colectivas que, como los individuos, pasan por la infancia, la madurez y la decrepitud. Esta verdad demostrada por la historia, ¿no puede dar lugar a creer que los pueblos más adelantados de este siglo tendrán su decadencia y fin, como los de la antiguedad?
«Los pueblos que sólo viven la vida del cuerpo, aquellos cuya grandeza está únicamente fundada en la fuerza y la extensión, nacen, crecen y mueren; porque la fuerza de un pueblo se agota como la de un hombre. Aquellos cuyas leyes egoístas pugnan con el progreso de las luces y la caridad, mueren; porque la luz disipa las tinieblas y la caridad mata al egoísmo. Pero existe para los pueblos, como para los individuos, la vida del alma, y aquellos cuyas leyes se armonizan con las leyes eternas del Creador, vivirán y serán la lumbrera de los otros pueblos».
«Los pueblos que sólo viven la vida del cuerpo, aquellos cuya grandeza está únicamente fundada en la fuerza y la extensión, nacen, crecen y mueren; porque la fuerza de un pueblo se agota como la de un hombre. Aquellos cuyas leyes egoístas pugnan con el progreso de las luces y la caridad, mueren; porque la luz disipa las tinieblas y la caridad mata al egoísmo. Pero existe para los pueblos, como para los individuos, la vida del alma, y aquellos cuyas leyes se armonizan con las leyes eternas del Creador, vivirán y serán la lumbrera de los otros pueblos».