El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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638. El mal parece a veces ser una consecuencia de la fuerza de las cosas, y tal sucede, por ejemplo, en ciertos casos, cuando es necesaria la destrucción hasta de nuestro prójimo. ¿Puede decirse entonces que hay infracción de la ley de Dios?

«Aunque necesario, no deja de ser un mal; pero semejante necesidad desaparece a medida que el alma se purifica pasando de una existencia a otra, y entonces el hombre es más culpable, cuando falta, porque comprende mejor».