El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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182. ¿Podemos conocer con exactitud el estado físico y moral de los diferentes mundos?

«Nosotros, los espíritus, no podemos responder más que conforme al grado en que os encontráis, es decir, que estas cosas no debemos revelarías a todos; porque no todos están en estado de comprenderlas, y les perturbarían».

A medida que el espíritu se purifica, el cuerpo que reviste se apro xima igualmente a la naturaleza espiritista. La materia se hace menos densa, no se arrastra tan penosamente por el suelo, las necesidades fisicas son menos groseras y los seres vivientes no tienen necesidad de destruirse mutuamente para alimentarse. El espíritu es más libre y tiene de las cosas lejanas percepciones que nos son desconocidas, viendo con los ojos del cuerpo lo que nosotros sólo vemos con el pensamiento.

La purificación de los espíritus produce en los cuerpos en que están encarnados el perfeccionamiento moral; se debilitan en él las pasiones animales, y el egoismo cede el puesto al sentimiento de fraternidad. Por esto en los mundos superiores a la Tierra son desconocidas las guerras, no teniendo objeto el odio y la discordia; porque nadie piensa en dañar a su semejante. La intuición que tienen de su porvenir y la seguridad que les da la conciencia, libre de remordimientos, hacen que la muerte no les cause temor alguno, y la ven llegar sin miedo y como una simpie transformación.

La duración de la vida en los diferentes mundos parece que está en proporción del grado de superioridad fisica y moral de esos mismos mundos, lo cual es completamente racional. Mientras menos material es el cuerpo, menos expuesto está a las vicisitudes que lo desorganizan y mientras más puro es el espíritu, menos son las pasiones que lo debilitan. Este es otro favor de la Providencia, que abrevia asi los sufrimientos.