Usted esta en:
El Libro de los Espíritus > LIBRO CUARTO — ESPERANZAS Y CONSUELOS > CAPÍTULO II — PENAS Y GOCES FUTUROS > PARAÍSO, INFIERNO Y PURGATORIO > 1012 [1011]
1012 [1011]. ¿Existe en el universo un lugar circunscrito afecto a las penas y goces de los espíritus, según sus méritos?
«Ya hemos contestado a esta pregunta. Las penas y los goces son inherentes al grado de perfección de los espíritus; cada uno toma de sí mismo el principio de su propia felicidad o desgracia; y como están por todas partes, ningún lugar circunscrito y cerrado está afecto a uno con preferencia a otro. En cuanto a los espíritus encarnados, son más o menos felices o infelices, según que el mundo que habiten esté más o menos adelantado».
Así, pues, el infierno y el paraíso, ¿no existen tales como el hombre se los representa?
«Esas no son más que figuras; en todas partes hay espíritus felices o infelices. No obstante, según también hemos dicho, los espíritus de un mismo orden se reúnen por simpatía; pero cuando son perfectos, pueden reunirse donde quieran».
La localización absoluta de los lugares de castigos y recompensas no existe más que en la imaginación de los hombres. y proviene de la tendencia de éstos a materializar y circunscribir las cosas, cuya esencia infinita no pueden comprender.
«Ya hemos contestado a esta pregunta. Las penas y los goces son inherentes al grado de perfección de los espíritus; cada uno toma de sí mismo el principio de su propia felicidad o desgracia; y como están por todas partes, ningún lugar circunscrito y cerrado está afecto a uno con preferencia a otro. En cuanto a los espíritus encarnados, son más o menos felices o infelices, según que el mundo que habiten esté más o menos adelantado».
Así, pues, el infierno y el paraíso, ¿no existen tales como el hombre se los representa?
«Esas no son más que figuras; en todas partes hay espíritus felices o infelices. No obstante, según también hemos dicho, los espíritus de un mismo orden se reúnen por simpatía; pero cuando son perfectos, pueden reunirse donde quieran».
La localización absoluta de los lugares de castigos y recompensas no existe más que en la imaginación de los hombres. y proviene de la tendencia de éstos a materializar y circunscribir las cosas, cuya esencia infinita no pueden comprender.