El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

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997. Se ven espíritus de notoria inferioridad accesibles a los buenos sentimientos y conmoverse con las oraciones que por ellos se hacen. ¿A qué se debe que otros espíritus, a quienes debiera creerse más ilustrados, demuestran un endurecimiento y un cinismo del que nada puede triunfar?

«La oración sólo produce efecto en favor del espíritu que se arrepiente; el que, arrastrado por el orgullo, se subleva contra Dios, y persiste en sus extravíos, exagerándolos aún, como hacen los espíritus desgraciados, no siente efecto alguno de la oración, ni lo sentirá hasta que se manifieste en él la luz del arrepentimiento». (664)

No debe perderse de vista que el espíritu, después de la muerte del cuerpo, no se transforma súbitamente; si su vida ha sido reprensible, débese a que era imperfecto, y la muerte no le hace inmediatamente perfecto. Puede persistir en sus errores, en sus opiniones falsas, en sus preocupaciones, hasta que el estudio, la reflexión y el sufrimiento le ilustren.