Usted esta en:
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS > SEGUNDA PARTE - DE LAS MANIFESTACIONES ESPÍRITAS > CAPÍTULO XV - MÉDIUMS ESCRIBIENTES O PSYCÓGRAFOS
CAPÍTULO XV - MÉDIUMS ESCRIBIENTES O PSYCÓGRAFOS
178. De todos los medios de comunicación, la escritura
manual es el más sencillo, el más cómodo y, sobre todo, el más
completo. Hacia ese medio deben dirigirse todos los esfuerzos,
porque permite establecer con los Espíritus relaciones tan seguidas
y tan regulares como las que existen entre nosotros. Deben
dedicarse a él con mayor motivo porque por él los Espíritus revelan
del mejor modo su naturaleza y su grado de perfección o de
inferioridad. Por la facilidad que tienen en expresarse, nos hacen
conocer sus pensamientos íntimos y nos ponen de este modo en
disposición de juzgarles y apreciarles en su valor. La facultad de
escribir por un médium es también la más susceptible de
desenvolverse con el ejercicio.
Médiums mecánicos
179. Si se examinan ciertos efectos que se producen en los
movimientos de la mesa, de la cestita o de la tablita que escribe,
no se puede dudar de una acción ejercida directamente por el
Espíritu sobre estos objetos. La cestita se agita a veces con tanta violencia que escapa de las manos del médium; algunas veces
también se dirige hacia ciertas personas del círculo para
golpearles; otras veces sus movimientos atestiguan un
sentimiento afectuoso. La misma cosa tiene lugar cuando el lápiz
está colocado en la mano; a menudo es lanzado a lo lejos con
fuerza, o bien la mano como la cestita se agita convulsivamente
y golpea la mesa con cólera, aun cuando el médium esté en la
mayor calma y se admire de no ser dueño de sí. Digamos, de
paso, que estos efectos denotan siempre la presencia de Espíritus
imperfectos; los Espíritus realmente superiores están
constantemente tranquilos, son dignos y benévolos; si no se les
escucha convenientemente se retiran y otros toman su puesto.
El Espíritu puede, pues, expresar directamente su pensamiento,
ya sea por el movimiento de un objeto, del cual la mano del
médium no es más que el punto de apoyo, ya sea por su acción
sobre la misma mano.
Cuando el Espíritu obra directamente sobre la mano, da a
ésta un impulso completamente independiente de la voluntad.
Marcha sin interrupción y a pesar del médium, mientras el
Espíritu tiene alguna cosa que decir, deteniéndose cuando ha
concluido.
Lo que caracteriza el fenómeno en esta circunstancia es que
el médium no tiene la menor conciencia de lo que escribe; la falta
de conciencia absoluta en este caso constituye lo que se llaman
médiums pasivos o mecánicos. Esta facultad es preciosa, porque
no puede dejar ninguna duda sobre la independencia del
pensamiento del que escribe.
Médiums intuitivos
180. La transmisión del pensamiento tiene también lugar
por intermedio del Espíritu del médium, o mejor dicho de su alma,
pues nosotros designamos bajo este nombre el Espíritu encarnado. El
Espíritu extraño en este caso no obra sobre la mano para hacerla
escribir; no la tiene, no la guía; obra sobre el alma con la cual se
identifica. El alma, bajo este impulso, dirige la mano y la mano
dirige el lápiz. Observamos aquí una cosa importante, a saber:
que el Espíritu extraño no sustituye al alma, porque no podría
desalojarla; la domina sin que lo sepa y le imprime su voluntad.
En esta circunstancia, el papel del alma no es absolutamente
pasivo; ella es la que recibe el pensamiento del Espíritu extraño y
lo transmite. En esta situación, el médium tiene conciencia de lo
que escribe, aunque esto no sea su propio pensamiento; este es el
que se llama médium intuitivo.
Se dirá que si así sucede nada prueba que el que escribe
sea más bien un Espíritu extraño que el del médium. La distinción
es, en efecto, algunas veces bastante difícil de hacer, pero puede
acontecer que esto importe poco. Sin embargo se puede reconocer
el pensamiento sugerido en que nunca se ha concebido
anticipadamente; nace a medida que se escribe, y muchas veces
es contrario a la idea previa que uno se ha formado; también
puede estar fuera de los conocimientos y de la capacidad del
médium.
El oficio de médium mecánico es el de una máquina; el
médium intuitivo obra como lo haría un intérprete. Este, en efecto,
para transmitir el pensamiento debe comprenderle, apropiárselo
de cierto modo a fin de traducirlo fielmente, y no obstante no es
su pensamiento; no hace más que atravesar su cerebro. Tal es,
exactamente, el papel del médium intuitivo.
Médiums semimecánicos
181. En el médium puramente mecánico el movimiento de
la mano es independiente de la voluntad; en el médium intuitivo,
el movimiento es voluntario y facultativo. El médium
semimecánico participa de los otros dos, siente una impulsión dada a su mano a pesar suyo, pero al mismo tiempo tiene
conciencia de lo que escribe a medida que se forman las palabras.
En el primero, el pensamiento sigue al acto de la escritura; en el
segundo le precede; en el tercero le acompaña. Estos últimos
médiums son los más numerosos.
Médiums inspirados
182. Toda persona que, ya sea en estado normal, ya sea en estado de éxtasis, recibe por el pensamiento comunicaciones extrañas a sus ideas preconcebidas, puede colocarse en la categoría de médiums inspirados; como se ve, es una variedad de la mediumnidad intuitiva; con la sola diferencia de que la intervención de esta potencia oculta es todavía mucho menos sensible, porque en el inspirado es aún más difícil de distinguir el pensamiento propio del que es sugerido. Lo que caracteriza a este último, sobre todo, es la espontaneidad. La inspiración nos viene de los Espíritus que nos influyen en el bien o en el mal, pero antes es la obra de aquellos que nos quieran bien, y cuyos consejos dejamos de seguir muy a menudo; se aplica a todas las circunstancias de la vida, en las resoluciones que debemos tomar; bajo este aspecto se puede decir que todos son médiums, porque no hay persona que no tenga sus Espíritus protectores y familiares que hacen todos sus esfuerzos para sugerir a sus protegidos pensamientos saludables. Si nos penetráramos de esta verdad, recurriríamos más a menudo a la inspiración de nuestro ángel guardián en los momentos en que no sabemos qué decir o qué hacer. Que se le invoque con fervor y confianza en caso de necesidad y nos admiraremos de ideas que muchas veces surgirán como por encanto, ya sea que debamos tomar un partido, ya sea que tenga que componerse alguna obra. Cuando no acude ninguna idea es porque será preciso esperar. La prueba de que la idea que sobreviene es extraña a uno mismo, es que si hubiera estado en nosotros siempre hubiéramos sido dueños de ella y no habría motivo para que no se manifiestaran cuando quisiéramos. El que no es ciego abre los ojos para ver cuando quiere; del mismo modo aquel que tiene ideas en sí las tiene siempre a su disposición; si no acuden como lo desea, es porque está obligado a tomarlas en otra parte que en su propio fondo.
Se pueden también colocar en esta categoría las personas que, sin estar dotadas de una inteligencia fuera de lo vulgar, y sin salir del estado normal, tienen rayos de una lucidez intelectual que les da momentáneamente una facilidad desusada de concepción y elocución, y en ciertos casos el presentimiento de las cosas futuras. En estos momentos que se llaman justamente de inspiración, las ideas abundan, se siguen, se encadenan, por decirlo así, por ellas mismas y por una impulsión involuntaria y casi febril; nos parece que una inteligencia superior viene a ayudarnos, y que nuestro espíritu se desembaraza de un peso.
Se pueden también colocar en esta categoría las personas que, sin estar dotadas de una inteligencia fuera de lo vulgar, y sin salir del estado normal, tienen rayos de una lucidez intelectual que les da momentáneamente una facilidad desusada de concepción y elocución, y en ciertos casos el presentimiento de las cosas futuras. En estos momentos que se llaman justamente de inspiración, las ideas abundan, se siguen, se encadenan, por decirlo así, por ellas mismas y por una impulsión involuntaria y casi febril; nos parece que una inteligencia superior viene a ayudarnos, y que nuestro espíritu se desembaraza de un peso.
183. Los hombres de genio en todos los géneros, artistas, sabios, literatos, son, sin duda, Espíritus avanzados, capaces por sí mismos de comprender y de concebir grandes cosas; precisamente porque se les juzga capaces es por que los Espíritus que quieren el cumplimiento de ciertos trabajos les sugieren las ideas necesarias, y por esto muy a menudo son médiums sin saberlo. Tienen, no obstante, una vaga intuición de una existencia extraña, porque el que recurre a la inspiración no hace otra cosa sino una evocación; si no espera ser oído, por qué exclama tan a menudo: ¡Mi buen genio, ven en mi ayuda!
Las respuestas siguientes confirman esta aserción.
–¿Cuál es la causa primera de la inspiración? Espíritu que se comunica por el pensamiento.
–¿La inspiración sólo tiene por objeto la revelación de la grandes cosas? No, tiene muchas veces relación con las circunstancias más ordinarias de la vida. Por ejemplo, tú quieres ir a alguna parte, y una voz secreta te dice que no lo hagas porque hay peligro para ti; o bien te dice que hagas una cosa en la cual no pensabas; esto es la inspiración. Hay muy pocas personas que no hayan sido más o menos inspiradas en ciertos momentos.
–Un autor, un pintor, un músico, por ejemplo, en los momentos de inspiración, ¿podrían ser considerados como médium? Sí, porque en estos momentos su alma es más libre y está como separada de la materia; recobra una parte de sus facultades de Espíritu y recibe más fácilmente las comunicaciones de los otros Espíritus que le inspiran.
Las respuestas siguientes confirman esta aserción.
–¿Cuál es la causa primera de la inspiración? Espíritu que se comunica por el pensamiento.
–¿La inspiración sólo tiene por objeto la revelación de la grandes cosas? No, tiene muchas veces relación con las circunstancias más ordinarias de la vida. Por ejemplo, tú quieres ir a alguna parte, y una voz secreta te dice que no lo hagas porque hay peligro para ti; o bien te dice que hagas una cosa en la cual no pensabas; esto es la inspiración. Hay muy pocas personas que no hayan sido más o menos inspiradas en ciertos momentos.
–Un autor, un pintor, un músico, por ejemplo, en los momentos de inspiración, ¿podrían ser considerados como médium? Sí, porque en estos momentos su alma es más libre y está como separada de la materia; recobra una parte de sus facultades de Espíritu y recibe más fácilmente las comunicaciones de los otros Espíritus que le inspiran.
Médiums de presentimientos
184. El presentimiento es una intuición vaga de la cosas
futuras. Ciertas personas tienen esta facultad más o menos
desenvuelta; pueden deberla a una especie de doble vista que les
permite entrever las consecuencias de las cosas presentes y la
filiación de los acontecimientos; pero a menudo, también en el
hecho de comunicaciones ocultas, y en este caso, sobre todo, es
cuando podemos dar el nombre de médiums de presentimientos a
los que están dotados de ella y son una variedad de los médiums
inspirados.