Usted esta en:
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS > SEGUNDA PARTE - DE LAS MANIFESTACIONES ESPÍRITAS > CAPÍTULO V - MANIFESTACIONES FÍSICAS ESPONTÁNEAS > Objetos Lanzados > 93
93. La intervención voluntaria o involuntaria de una persona
dotada de cierta aptitud especial para la producción de estos
fenómenos, parece ser necesaria en la mayor parte de los casos,
aunque haya algunos en que el Espíritu parezca obrar solo; pero
entonces podría ser que tomase el fluido animalizado de otra parte
que de la persona presente. Esto explica por qué los Espíritus que
nos rodean sin cesar no producen a cada instante perturbaciones.
Es menester, desde luego, que el Espíritu lo quiera, que tenga un
fin, un motivo, sin esto no hace nada. Luego es menester que en el
acto encuentre, precisamente en el lugar en que quiera obrar, una
persona apta para secundarle, coincidencia que se encuentra muy
raramente. Sobreviniendo esta persona inopinadamente, se
aprovecha de ello. A pesar de la reunión de circunstancias
favorables, podría también ser impedido por una voluntad superior
que no le permitiría obrar a su gusto. Puede no serle permitido
hacerlo sino dentro de ciertos limites, y en caso que estas
manifestaciones fuesen juzgadas útiles, ya sea como medio de
convicción, ya sea como prueba para la persona que es el objeto.