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EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS > SEGUNDA PARTE - DE LAS MANIFESTACIONES ESPÍRITAS > CAPÍTULO XVII - FORMACIÓN DE LOS MÉDIUMS > Desarrollo de la mediumnidad > 211
211. El escollo de la mayor parte de los médiums
principiantes está en tener comunicaciones con Espíritus inferiores
y deben tenerse por dichosos cuando sólo son Espíritus ligeros.
Toda su atención debe fijarse en no dejarles tomar pie, porque
una vez han echado el áncora no siempre es fácil desembarazarse
de ellos. Este punto es tan capital, sobre todo al principio, que sin
las precauciones necesarias puede perderse el fruto de las más
bellas facultades.
Lo primero que debe hacerse es ponerse con una fe sincera
bajo la protección de Dios y reclamar la asistencia del ángel de la
guarda; éste es siempre bueno, mientras que los Espíritus
familiares, simpatizando con las buenas o las malas cualidades
del médium, pueden ser ligeros y también malos.
Después es preciso dedicarse con un cuidado escrupuloso a
reconocer por todos los indicios que suministra la experiencia, la
naturaleza de los primeros Espíritus que se comunican, y de los
cuales es siempre prudente desconfiar. Si estos indicios son
sospechosos, debe hacerse una evocación ferviente al ángel de la
guarda, y rechazar con todas sus fuerzas al Espíritu malo, probándole que uno no es su juguete, a fin de desanimarle. Por
esto es indispensable el previo estudio de la teoría si se quieren
evitar los inconvenientes inseparables de la inexperiencia; sobre
este asunto se encontrarán instrucciones muy extensas en los
capítulos de “La Obsesión” y de la “Identidad de los Espíritus”.
Limitándonos ahora a decir que además del lenguaje se pueden
tener como pruebas infalibles de la inferioridad de los Espíritus,
todos los signos, figuras, emblemas inútiles o pueriles, toda
escritura extravagante, truncada y torcida con intención, de
dimensiones exageradas o afectando formas ridículas e inusitadas;
la escritura puede ser muy mala, aun poco legible, lo que depende
más bien del médium que del Espíritus, sin tener nada de insólito.
Hemos visto médiums de tal modo engañados, que medían la
superioridad de los Espíritus por la dimensión de los caracteres,
dando gran importancia a las letras de molde como caracteres de
imprenta, puerilidad evidentemente incompatible con una
superioridad real.