Usted esta en:
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS > SEGUNDA PARTE - DE LAS MANIFESTACIONES ESPÍRITAS > CAPÍTULO XVII - FORMACIÓN DE LOS MÉDIUMS > Desarrollo de la mediumnidad > 206
206. Lo que muchas veces da muy buenos resultados es el
auxilio momentáneo de un buen médium escribiente flexible y
formado. Si éste pone la mano o los dedos sobre la mano que
debe escribir, raras veces deja de hacerlo inmediatamente; se
comprende el efecto de esta acción; la mano que tiene el lápiz
viene a ser de cierto modo un apéndice de la mano del médium,
como lo sería una cestita o una tablita; pero esto no impide que
este ejercicio sea muy útil cuando se puede emplear, pues,
regularizado y repetido a menudo, ayuda a vencer el obstáculo
material y provoca el desarrollo de la facultad. Basta también
algunas veces magnetizar fuertemente con la misma intención el
brazo y la mano de aquel que quiere escribir. El magnetizador
muchas veces se limita a poner la mano sobre la espalda, y nosotros
hemos visto escribir prontamente bajo esta influencia. El mismo
efecto puede igualmente producirse sin ningún contacto y por el
solo hecho de la voluntad. Se concibe sin trabajo que la confianza
del magnetizador en su propia potencia para producir este
resultado, debe hacer aquí un gran papel, y que un magnetizador
incrédulo tendría poca o ninguna acción.
El concurso de un guía experimentado es, también, algunas
veces, muy útil para hacer observar al principiante una porción de
pequeñas precauciones que desprecia con frecuencia en detrimento
de la rapidez de los progresos; sobre todo para ilustrarle sobre la
naturaleza de las primeras preguntas y de la manera de hacerlas.
Su tarea es la de un profesor que deja de ser necesario cuando el
médium es bastante hábil.