42. Sistema de causas físicas. Aquí salimos del sistema de
la negación absoluta. Concediéndose la realidad de los fenómenos,
el primer pensamiento que naturalmente vino al espíritu de
aquellos que los han reconocido, ha sido el de atribuir los
movimientos al magnetismo, a la electricidad, o a la acción de un
fluido cualquiera, en una palabra, a una causa enteramente física
y material. Esta opinión no tendría nada de irracional, y hubiera
prevalecido si el fenómeno se hubiese limitado a efectos puramente
mecánicos. Una circunstancia también parece corroborarla; ésta
es, en ciertos casos el aumento de la potencia en razón del número
de personas; cada una de ellas podría así ser considerada como de
los elementos de una pila eléctrica humana. Hemos dicho que lo
que caracteriza una teoría verdadera, es el poder dar razón de
todo; mas si un solo hecho viene a contradecirla, es que es falsa,
incompleta o demasiado absoluta. Pues esto es lo que no ha tardado
en acontecer. Estos movimientos y estos golpes han dado señales
inteligentes, obedeciendo a la voluntad y respondiendo al
pensamiento; debían, pues, tener una causa inteligente. Entonces,
desde que el efecto cesó de ser puramente físico, la causa por esto
mismo, debía tener otro origen; así el sistema de la acción exclusiva
de un agente material ha sido abandonado y solo se encuentra
entre aquellos que juzgan a priori y sin haber visto. El punto capital
es, pues, el de acreditar la acción inteligente, y esto es lo que
puede convencer a cualquiera que se tomara el trabajo de observar.