87. Las manifestaciones espontáneas no se limitan siempre
a ruidos y golpes; degeneran a veces en verdadera barahúnda y en
perturbaciones; los muebles y objetos diversos son derribados;
proyectiles de todas clases son lanzados desde fuera; se abren
puertas y ventanas, y cerradas por manos invisibles, se ven
romperse cristales, lo que no puede tomarse por ilusión.
El trastorno es a menudo muy efectivo, pero a veces sólo
tiene la apariencia de la realidad. Se oye barahúnda en una pieza
inmediata, un ruido de vajilla que cae y se hace pedazos, troncos
que ruedan sobre el pavimento; corren a ver lo que hay y se lo
encuentran todo tranquilo y en orden; después vuelve a empezar
de nuevo la algazara.