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EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS > SEGUNDA PARTE - DE LAS MANIFESTACIONES ESPÍRITAS > CAPÍTULO VII - BICORPOREIDAD Y TRANSFIGURACIÓN > Apariciones de Espíritus de personas vivas > 117
117. Sin embargo, he aquí otro hecho más característico, y
nos alegraríamos al ver cómo podría explicarse por el solo juego
de la imaginación.
Un caballero habitante en provincia no había querido jamás
casarse, a pesar de las instancias de su familia. Se le había insistido
notablemente a favor de una persona que residía en una ciudad
vecina, y que él no había visto nunca. Un día, estando en su cuarto,
se admiró al verse en presencia de una joven vestida de blanco y
la cabeza adornada con una corona de flores. Le dijo que era su
desposada; le tendió la mano, que tomó, y en la cual vio un anillo.
Al cabo de algunos instantes todo desapareció. Sorprendido de
esta aparición, y asegurándose que se hallaba bien despierto, se
informó si alguien había venido aquel día, pero se le contestó que
no se había visto a nadie. Un año después, cediendo a las nuevas
instancias de una parienta, se decidió ir a ver a la que se le proponía.
Llegó el día de Corpus; volviendo de la procesión, una de las
primeras personas que se presentó a su vista entrando en la casa
fue una joven que reconoció por la que se le había aparecido,
vestida de la misma manera, porque el día de la aparición era
también el del Corpus. Quedó anonadado, y por su parte la joven
dio un grito de sorpresa y se puso enferma. Vuelta en sí, dijo que
había visto a este caballero en semejante día del año precedente.
Se efectuó el casamiento. Esto ocurrió hacia el año de 1835; en
aquella epoca no se trataba de Espíritus, y por otra parte uno y
otro son personas de un positivismo extremo y de una imaginación
nada exaltada.
Puede ser que se diga que uno y otro tenían el Espíritu
afectado con la idea de la unión propuesta, y que esta preocupación
determinó una alucinación; pero es preciso no olvidar que el
marido era tan indiferente a esto, que estuvo un año sin ir a ver a
su pretendida. Aun admitiendo esta hipótesis, quedaría por explicar
la doble aparición, la coincidencia del traje con el día de Corpus
y, en fin, el reconocimiento físico entre personas que no se había
visto jamás, circunstancias que no pueden ser producto de la
imaginación.