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EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS > SEGUNDA PARTE - DE LAS MANIFESTACIONES ESPÍRITAS > CAPÍTULO XXXI - DISERTACIONES ESPIRITISTAS > Comunicaciones apócrifas > XXIX
XXIX
La creación perpetua e incesante de los mundos es para Dios como un goce perpetuo, porque ve sin cesar que sus rayos dan todos los días más luz y felicidad. Para Dios no hay número, ni tiempo. Por esto las centenas o millares, para él son la misma cosa. Es un padre cuya felicidad está formada de la felicidad colectiva de sus hijos y a cada segundo de creación, ve una nueva felicidad venir a confundirse en la felicidad general. No hay alto, ni suspensión en este movimiento perpetuo, esta grande felicidad incesante que fecunda la tierra y el cielo. Del mundo no se conoce sino una pequeña fracción, y vosotros tenéis hermanos que viven bajo latitudes en las que el hombre no ha podido aun penetrar. ¿Qué significan esos calores terroríficos y esos fríos mortales que detienen los esfuerzos de los más atrevidos? ¿Creéis simplemente que allí está en fin de vuestro mundo, cuando no podéis adelantar más con vuestros pequeños medios? ¿Podríais acaso medir exactamente vuestro planeta? No creáis esto. Hay sobre vuestro planeta más lugares ignorados que lugares conocidos. Pero como es inútil propagar más todas vuestras malas instituciones, todas vuestras malas leyes, acciones y existencias, hay un límite que os detiene aquí y allá, y os detendrá hasta que tengáis que llevar las buenas semillas que ha hecho vuestro libre albedrío. ¡Ah, no! Vosotros no conocéis este mundo que llamáis Tierra. En vuestra existencia veréis un gran principio de pruebas de esta comunicación. Va a dar la hora en que habrá otro descubrimiento mayor que el último que se ha hecho; mirar cómo va a ensancharse el círculo de vuestra tierra conocida, y cuando toda la prensa cantará este Hosanna en todas las lenguas, vosotros, pobres hijos, que amáis a Dios y que buscáis su camino, vosotros lo habréis sabido antes que aquellos mismos que darán su nombre a la nueva tierra. San Vicente de Paúl.
Observación. — Al punto de vista de estilo, esta comunicación no puede resistir la crítica; las incorrecciones, los pleonasmos, las frases viciosas saltan a los ojos de cualquiera, por poco letrado que sea; pero esto nada probaría contra el nombre con el que va firmada, en atención a que estas imperfecciones podrían venir de la insuficiencia del médium, como lo hemos demostrado. Lo que es obra del Espíritu, es la idea: pues cuando dice que hay sobre nuestro planeta más lugares ignorados que lugares conocidos, que va a descubrirse un nuevo continente es para un Espíritu que se llama superior, probar la más profunda ignorancia. Sin duda se pueden descubrir más allá de los hielos algunas rincones de tierra desconocidos, pero decir que estas tierras están pobladas y que Dios las ha ocultado a los hombres con el fin de que no llevaran a ellas sus malas instituciones, es tener demasiada fe en la confianza ciega de aquellos a quienes divulga semejantes absurdos.