18. Cuando el globo terrestre era una masa incandescente, contenía la misma cantidad de
átomos que encierra hoy, sólo que, bajo la influencia de la elevada temperatura, la mayor parte de
las sustancias que lo componen y que vemos bajo la forma de líquidos o sólidos, de tierra, piedras,
metales y cristales, se hallaban en un estado muy diferente. Se limitaron a sufrir una transformación,
y como consecuencia del enfriamiento y las aleaciones, los elementos formaron nuevas
combinaciones. El aire, considerablemente dilatado, debió extenderse a través de una inmensa
distancia. La totalidad del agua, forzosamente reducida a vapor, estaba mezclada con el aire. Todas
las materias susceptibles de volatilizarse, como los metales, el azufre y el carbono, se hallaban en
estado gaseoso. El estado de la atmósfera no se parecía en nada al actual. La densidad de todos esos
vapores le prestaban una opacidad que no podía atravesar ningún rayo del Sol. Si hubiese podido
existir en esa época un ser vivo sobre la superficie terrestre, sólo lo hubiera iluminado el destello
siniestro del hornillo ubicado bajo sus pies, y la atmósfera abrasadora no hubiera siquiera
sospechado la existencia del Sol.