Usted esta en:
EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO > EL GÉNESIS > CAPÍTULO VI - Uranografía general > Los soles y los planetas > 21
21. Nuevas fuerzas surgen con posterioridad este movimiento de rotación: la fuerza centrípeta y la fuerza centrífuga; la primera intentando llevar todas las partes al centro; la segunda
buscando separarlas. El movimiento se acelera a medida que la nebulosa se condensa, su centro
aumenta de tamaño al aproximarse a la forma lenticular, y la fuerza centrífuga, desarrollada
incesantemente por estas dos causas, predomina muy pronto sobre la atracción central.
Al igual que un movimiento rápido y dinámico de una honda imprime fuerza al proyectil que arroja lejos, así el predominio de la fuerza centrífuga desprende al círculo ecuatorial de la nebulosa y forma de este anillo una nueva masa aislada de la primera, pero sujeta a su imperio. Esta masa conserva su movimiento ecuatorial, el cual, al modificarse, se convierte en movimiento de traslación alrededor del astro solar. Además, su nuevo estado produce un movimiento de rotación en torno de su mismo eje.
Al igual que un movimiento rápido y dinámico de una honda imprime fuerza al proyectil que arroja lejos, así el predominio de la fuerza centrífuga desprende al círculo ecuatorial de la nebulosa y forma de este anillo una nueva masa aislada de la primera, pero sujeta a su imperio. Esta masa conserva su movimiento ecuatorial, el cual, al modificarse, se convierte en movimiento de traslación alrededor del astro solar. Además, su nuevo estado produce un movimiento de rotación en torno de su mismo eje.