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Período de transición
22. En los primeros tiempos del período de transición, la corteza sólida granítica tenía poco
espesor y ofrecía apenas una débil resistencia a la agitación de las masas materiales incandescentes
a las que recubría y comprimía. Se producían dilataciones y grietas numerosas por donde se
desparramaba la lava interior. El suelo presentaba accidentes poco considerables.
Las aguas, poco profundas, cubrían casi toda la superficie del globo, con excepción de las
partes elevadas que formaban terrenos bajos frecuentemente sumergidos.
El aire se fue purgando de las materias más pesadas, momentáneamente en estado gaseoso,
las que al condensarse por efecto del enfriamiento se precipitaron a tierra para ser arrastradas y
disueltas por las aguas.
Cuando nos referimos al enfriamiento en esa época, es preciso entenderlo en un sentido
relativo, es decir, en relación con el estado primitivo, ya que la temperatura debía ser aún
abrasadora.
Los espesos vapores acuosos, que se elevaban desde todas partes de la inmensa superficie
líquida, caían en forma de lluvias abundantes y cálidas, oscureciendo el aire. Sin embargo, los rayos
del Sol comenzaron a atravesar la atmósfera brumosa.
El ácido carbónico, sustancia naturalmente gaseosa y una de las partes que constituían al
aire, fue uno de los últimos elementos en desaparecer de la atmósfera.
23. En esta época comenzaron a formarse los terrenos sedimentados por las aguas cargadas
de limo y materias diversas, aptas para la vida orgánica.
Es entonces que aparecieron los primeros seres vivos de los reinos vegetal y animal. En un
comienzo en pequeño número, pero se encuentran huellas más frecuentes de ellos a medida que se
asciende en las capas de esta formación. Llama la atención que tan pronto como las condiciones
fueron propicias, la vida se manifestó y cada especie apareció una vez producidas las condiciones
necesarias para su existencia.
24. Los primeros seres orgánicos que aparecieron sobre la Tierra fueron los vegetales, de
organización menos complicada, designados en Botánica con los nombres de criptógamos,
acotiledóneos y monocotiledóneos, que son los líquenes, setas, musgos, helechos y plantas
herbáceas. No existían aún árboles de tronco leñoso, pero había palmeras cuyo tronco esponjoso es
similar al tallo de las hierbas.
Los animales de este período, que sucedieron a los primeros vegetales, fueron
exclusivamente de mar: en un comienzo han sido los políperos, los radiados y los zoófitos, animales
cuya organización simple, y por así decirlo rudimentaria, se asemejan más a la de lo s vegetales.
Posteriormente, nacieron los crustáceos y ciertas especies de peces extinguidas en la actualidad.
25. Por imperio del calor y la humedad y como consecuencia del exceso de ácido carbónico
en el aire, gas que no permite la respiración a los animales terrestres, pero que es necesario a las
plantas, los terrenos libres de agua cubrieron rápidamente de una exuberante vegetación, al tiempo
que las plantas acuáticas se multiplicaron en el seno de los pantanos. Plantas que en nuestros días
son simples hierbas de escasos centímetros alcanzaban, en aquellos tiempos, una altura y un grosor
colosales. Así es como existían bosques de helechos arborescentes de ocho o diez metros de altura y
de un grosor proporcionado. Licopodios (pie de lobo, especie de musgo) de la misma talla; cola de
caballo3
de cuatro a cinco metros, mientras que hoy alcanzan apenas un metro, además de una
infinidad de especies que ya no existen. Sobre el final de este período comenzaron a aparecer
algunos árboles del género de las coníferas o pinos.
26. Como consecuencia del desplazamiento de las aguas, los terrenos que producían estas
masas vegetales se hallaron en diversas oportunidades cubiertos por las aguas y recibieron nuevos
sedimentos terrosos, mientras que aquellos que se hallaban al descubierto se ornamentaron a su vez
con una vegetación semejante. Es así como hubo numerosas generaciones de
vegetales
3. Planta que crece en los pantanos. [N. de A. Kardec.]
alternativamente aniquiladas y renovadas. No ocurrió lo mismo con los animales, pues al ser todos
acuáticos, se vieron libres de estas alternativas.
Estos residuos, acumulados a través de una larga serie de siglos, formaron capas de un gran
espesor. Por la acción del calor, la humedad, la presión ejercida por los depósitos terrosos
posteriores, y sin duda por diversos agentes químicos como gases, ácidos y sales resultantes de la
combinación de os elementos primitivos, estas materias vegetales sufrieron una fermentación que
las convirtió en hulla o carbón de piedra. Las minas de hulla son, entonces, producto directo de la
descomposición de depósitos vegetales acumulados durante el período de transición, y esta es la
razón por la cual se ha hallado carbón de piedra en casi todas las regiones.4
27. Encontramos restos fósiles de la exuberante vegetación de aquella época, tanto bajo los
hielos de las tierras polares como en la zona tórrida, por lo que deducimos que si la vegetación era
uniforme, también lo era la temperatura. Por lo tanto, los polos no estaban cubiertos de hielo, como
en la actualidad. Esto se debe a que en aquella época la Tierra obtenía de sí misma el calor, que
provenía del fuego central que calentaba por igual a toda la corteza sólida, aún de poco espesor.
Este calor era muy superior al que podían brindar los rayos del Sol, debilitados además por la
densidad de la atmósfera. Recién más tarde, cuando la acción ejercida por el calor central sobre la
superficie del globo se volvió débil o nula, la del Sol devino preponderante y las regiones polares,
que sólo recibían rayos oblicuos de escaso poder calórico, se cubrieron de hielo. En la época de
referencia y aun mucho tiempo después, el hielo era desconocido en la Tierra.
Este período debe haber durado mucho tiempo, a juzgar por el número y el espesor de las
capas de hulla.5