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EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO > EL GÉNESIS > CAPÍTULO I - Caracteres de la revelación espírita > 44
44. Entre los adeptos hay muchos seres sufrientes, y esto no sorprende, puesto que es mucha
gente que busca el acogimiento de una doctrina que siembra el consuelo y la prefiera a aquellas
2. Muchos padres deploran que las muertes prematuras de sus hijos hagan inútiles todos los sacrificios
realizados para educarlos. Quienes creen en el Espiritismo, no lamentan esos esfuerzos, e incluso estarían
dispuestos a realizarlos aunque tuviesen la certeza de que sus hijos morirían a temprana edad, ya que saben que
si sus hijos no aprovechan esa educación en la vida terrestre, les servirá para adelantar como espíritus o en una
nueva existencia, y que cuando reencarnen, poseerán un bagaje intelectual que les ayudará a adquirir nuevos
conocimientos más fácilmente.
Esos son los niños que traen al nacer ideas ya formadas, que saben sin aprender. Si los padres no tienen
la satisfacción inmediata de ver a sus hijos aprovechar la educación dada, saben que la utilizarán más adelante,
ya sea en el estado de espíritus o en el estado de hombres. Quizás sean nuevamente padres de esos mismos niños,
a quienes se les llama dotados y deben sus aptitudes a una educación anterior. Si, por el contrario los han
descuidado, éstos sufrirán más tarde por su negligencia penas y molestias ocasionadas por quienes fueron en otra
vida sus hijos. (El Evangelio según el Espiritismo, cap. V, n.º 21: “Muertes prematuras”). [N. de A. Kardec.]
otras que causan desazón, y porque a los desheredados, más que a los felices del mundo, se dirige el
Espiritismo. Quien está enfermo recibe al médico con más alegría que quien está sano. Los
enfermos son los hombres que sufren, y el médico es el Consolador.
Vosotros, que combatís al Espiritismo, si pretendéis que la gente lo deje de lado para
seguiros, debéis dar más y mejor que él, curar con más certidumbre las heridas del alma. Dad más
consuelo, más tranquilidad al corazón, esperanzas más legítimas, certezas mayores. Dibujad un
futuro más racional y seductor, mas no pretendáis conseguir adherentes hablándoles de la nada, o
dándoles a elegir entre las llamas del infierno o la beata e inútil contemplación perpetua.