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EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO > EL GÉNESIS > CAPÍTULO VII - Esbozo geológico de la Tierra > Períodos geológicos
Períodos geológicos
1. La Tierra conserva las huellas evidentes de su formación. Gracias a las diferentes capas
que componen su corteza podemos conocer sus etapas con suma precisión. El conjunto de estos
estudios constituyen la Geología, ciencia de este siglo que aclara el espinoso problema del origen de
nuestro planeta y el de los seres vivos que lo habitan. No se trata de hipótesis. Es el resultado
riguroso de la observación de los hechos, ante cuya presencia la duda ya no tiene más cabida. La
historia de la formación del mundo está escrita en las capas geológicas, de una manera mucho más
certera que en los libros preconcebidos, porque es la Naturaleza misma quien habla y se revela a sí
misma y no la imaginación humana que crea sistemas. Donde se ven huellas de fuego, se puede
asegurar con certeza que hubo fuego; donde se distinguen rastros de agua, se sabe que allí existió
agua; donde aparecen restos animales se puede establecer que en ese sitio vivieron animales.
La Geología saca conclusiones de lo que ve. En caso de duda, no asegura nada: emite
únicamente opiniones discutibles cuya solución definitiva esperará observaciones más completas.
Sin los descubrimientos de la Geología, como sin aquellos que aportó la Astronomía, el génesis del
mundo estaría aún entre las tinieblas de la leyenda. Gracias a la Geología, el hombre de hoy
conoce la historia de su planeta y el andamiaje de fábulas que rodeaban a su origen se derrumbó
para no levantarse más.
2. En todo terreno donde existan excavaciones naturales o practicadas por el hombre, se
observa lo que se ha dado en llamar estratificaciones, es decir, capas superpuestas. Los terrenos que
presentan esta disposición son llamados terrenos estratificados. Estas capas, de espesor muy
variable, desde algunos centímetros hasta cientos de metros o más, se distinguen entre sí por el
color y la naturaleza de la sustancia que las componen. Los trabajos arqueológicos, la perforación
de pozos, la explotación de canteras y sobre todo las minas han permitido observarlas hasta
profundidades considerables.
3. Las capas son generalmente homogéneas, es decir, que cada una está formada por una o
por diversas sustancias que existieron juntas y que han constituido un todo compacto. La línea de
demarcación que las separa siempre está trazada con claridad, como los cimientos de un edificio: en
ningún punto se mezclan ni confunden sus límites, como ocurre, por ejemplo, con los colores del
prisma y del arco iris.
En razón de estas características, sabemos que fueron formadas sucesivamente, depositadas
una sobre la otra en condiciones y por motivos diferentes. Las más profundas se formaron
obviamente primero y las más superficiales con posterioridad. La última de todas, aquella que
conforma la superficie, es el estrato de tierra vegetal que debe sus propiedades a los detritus de
materias orgánicas provenientes de las plantas y los animales.
4. Los estratos inferiores, ubicados por debajo de la capa vegetal, reciben en Geología el
nombre de rocas, palabra que en esta acepción no implica necesariamente una sustancia pedregosa,
sino que se aplica a un lecho o banco de una sustancia mineral cualquiera. Algunos están formados
por arena, arcilla, tierra gredosa, marga y cantos rodados; otros por piedras de mayor o menor
dureza, tales como la arenisca, mármol, tiza, caliza, pedernal, carbón de piedra, asfaltita, etc. Del
espesor de la roca, dependerá su solidez.
Observando la naturaleza de estas rocas o estratos, se pueden apreciar señales concretas de
sus diversos orígenes: unas, provienen de materias fundidas, a veces vitrificadas por la acción del
fuego; otras, de sustancias terrosas depositadas por las aguas. Algunas de estas sustancias
permanecieron disgregadas, como la arena; otras, en principio pastosas, por la acción de ciertos
agentes químicos o por otras causas, se endurecieron y adquirieron con el tiempo la consistencia de
la piedra. Los bancos de piedras superpuestas son signos de depósitos sucesivos. El fuego y el agua
intervinieron en la formación de los materiales que componen la corteza sólida del planeta.
5. La dirección horizontal es la posición normal de los estratos terrosos o pedregosos
provenientes de depósitos de agua. Cuando vemos esas inmensas planicies, perfectamente
horizontales, unidas como si hubiesen sido niveladas con un rodillo, extenderse hasta perderse de
vista, o a esos valles tan planos como la superficie de un lago, podemos asegurar que en una época
más o menos remota esos sitios se hallaron cubiertos por aguas calmas, las cuales, al retirarse,
dejaron en seco a las tierras que ellas mismas depositaron durante su estancia. Después del retiro de
las aguas, la vegetación cubrió esas tierras. Si en vez de tierras grasas, limosas, arcillosas o
margosas, con propensión a asimilar los principios nutritivos, las aguas sólo hubiesen depositado
arenas silíceas, sin agregación, las planicies serían arenosas y áridas y constituirían landas y
desiertos. Los depósitos que dejan las inundaciones parciales y los que forman los terrenos o deltas
en la desembocadura de los ríos, pueden darnos una idea en pequeña escala.
6. Aunque la horizontalidad sea la posición clásica y más generalizada en las formaciones
acuosas, se ven a menudo, en los países montañosos y ocupando extensiones considerables, rocas
duras cuya naturaleza indica que fueron formadas por las aguas y cuya posición es inclinada e
incluso vertical. Ahora bien, según las leyes de gravedad y equilibrio de los espíritus, los depósitos
acuosos sólo pueden formarse en planos horizontales, ya que cuando se formaran en planos
inclinados las corrientes y el propio peso los llevaría hacia el fondo. Por tanto, resulta evidente que
estos depósitos fueron elevados por alguna fuerza. Con posterioridad a su solidificación o
transformación en piedra.
De estas consideraciones podemos deducir con certeza que las capas pedregosas originadas
en depósitos de agua cuya posición es perfectamente horizontal, fueron formadas en el transcurso
de muchos siglos por aguas tranquilas, y siempre que presenten una posición inclinada se deberá a
que el suelo fue sacudido y dislocado con posterioridad por la acción de movimientos generales o
parciales de mayor o menor consideración.
7. Un hecho característico de la mayor importancia, por el testimonio irrecusable que
provee, es el hallazgo de restos fósiles1
de animales y vegetales que en gran número se hallan en las
diversas capas. Encontramos estos restos incluso en las piedras más duras, de lo cual se deduce que
la existencia de estos seres es anterior a la formación de las mismas piedras. Ahora bien, si pensamos
1. Fósil: del latín fossilia, derivado de fossa, fosse y de fodere, cavar, escarbar la tierra. Esta palabra
designa en Geología a los cuerpos o restos de cuerpos organizados de seres que vivieron con anterioridad a los
tiempos históricos. Por extensión se designa también con ella a las sustancias minerales que presentan huellas de
la presencia de seres organizados, tales como huellas de vegetales o de animales.
La palabra petrificación sólo se emplea para los cuerpos transformados en piedra, hecho que se produce
por la infiltración de materias silíceas o calcáreas en los tejidos orgánicos. Todas las petrificaciones son
necesariamente fósiles, mas todos los fósiles no son petrificaciones.
Ciertos objetos, al estar sumergidos en aguas de sustancias calcáreas, se cubren de una capa pedregosa,
como los que se pueden hallar en el riacho de Saint-Allyre, cerca de Clermont, en Auvernia, pero, en ese caso, no
se trata de petrificaciones, sino de simples incrustaciones.
Los monumentos, inscripciones y objetos de fabricación humana son del dominio de la arqueología. [N.
de A. Kardec.]
en el número increíble de siglos que fueron necesarios para operar el endurecimiento y llevarlas al
estado en que se encuentran desde tiempo inmemorial, se llega forzosamente a esta conclusión: la
aparición de los seres orgánicos sobre la Tierra se pierde en la noche de los tiempos y es muy
anterior, en consecuencia, a la fecha asignada por el Génesis.
8. Entre estos restos vegetales y animales, hay algunos que sufrieron la penetración, en todas
sus partes, de materias silíceas o calcáreas, que los convirtieron en piedras, algunas tan duras como
el mármol, mas todo ello sin que su forma se haya visto alterada: éstas son las verdaderas
petrificaciones. Otros se recubrieron de materia no solidificada, están intactos y, algunos, se alojan
totalmente en las piedras más duras. Otros sólo dejaron huellas de una nitidez y delicadeza perfecta.
En el interior de ciertas piedras se hallaron hasta huellas de pisadas, y según la forma del pie, dedos
o uñas, se puede saber a qué especie animal pertenecieron.
9. Los fósiles animales comprenden sólo las partes sólidas y resistentes, es decir, los huesos,
caparazones y astas. A veces se trata de esqueletos completos, pero, generalmente, son partes
separadas, aunque es fácil reconocer el origen. Inspeccionando una mandíbula o un diente se sabe
inmediatamente si perteneció a un animal herbívoro o carnívoro. Como todas las partes del animal
guardan una correlación entre sí, la forma de la cabeza, de un omóplato, el hueso de una pata, de un
pie, son suficientes para determinar la talla, la forma general y el género de vida del animal.2
Los
animales terrestres poseen una organización que no permite confundirlos con los animales
acuáticos. Los peces y las valvas fósiles son muy numerosos, y las valvas, solas, forman a veces
bancos de considerable espesor. Por su naturaleza, se reconoce fácilmente si pertenecieron a
animales de mar o de río.
10. Los cantos rodados constituyen en ciertas regiones aglomeraciones importantes que son
un indicio inequívoco de su origen. Son redondeados como los guijarros que pueblan las playas
marítimas y su forma se debe al roce de las aguas. Las comarcas en que se encuentran enterrados en
gran cantidad fueron sin duda ocupadas mucho tiempo por algún océano o aguas violentamente
agitadas.
11. Los terrenos de las diversas formaciones se caracterizan, además, por la naturaleza de los
fósiles que encierran. Los más antiguos contienen especies animales o vegetales extinguidas en la
superficie terrestre. Ciertas especies más recientes también han desaparecido, pero se conservan sus
pares, que sólo difieren de sus predecesores por la talla y algunas variantes de forma. Otros, en
quienes vemos a los últimos representantes, se hallan en vías de desaparecer, son los casos del
elefante, el rinoceronte, el hipopótamo y otros. Así es que a medida que las capas terrestres se
aproximan a nuestra época, las especies vegetales y animales se acercan también a las que existen
hoy.
Las perturbaciones y los cataclismos que desde el origen de la Tierra tuvieron lugar,
cambiaron las condiciones de aptitud para la conservación de la vida e hicieron desaparecer
generaciones enteras de seres vivos.
12. Al estudiar la naturaleza de las capas geológicas, se sabe de manera positiva si en la
época de su formación la comarca que las comprende estaba ocupada por el mar, por lagos, bosques
o planicies pobladas por animales de tierra. Si en una misma comarca encontramos una serie de
capas superpuestas conteniendo alternativamente fósiles marinos, terrestres y de agua dulce de una
manera reiterada, tendremos la prueba indiscutible de que esta misma comarca estuvo invadida en
diversas oportunidades por el mar, cubierta por lagos y también desprovista de agua.
¡Y qué número increíble de siglos, de miles de siglos tal vez, fue preciso para que cada
período se cumpliese! ¡Qué fuerza poderosa habrá debido actuar para trasladar y colocar de nuevo
un océano o para levantar las montañas! ¡Por cuántas revoluciones físicas, por cuántas conmociones
violentas debe haber pasado la Tierra hasta llegar a ser tal cual la vemos desde los tiempos
históricos! ¡Y se quiere sostener que se ha puesto en esa transformación menos tiempo del que
necesita una simiente para germinar!
2. Georges Cuvier llevó la ciencia paleontológica a un grado de adelanto tal, que un solo hueso basta a
menudo para determinar el género, la especie, la forma del animal, sus hábitos y para reconstruirlo íntegro. [N.
de A. Kardec.]
13. El estudio de las capas geológicas atestigua -tal cual ha sido dicho- las formaciones
sucesivas que cambiaron el aspecto del globo y dividen su historia en varios períodos. Estas épocas
constituyen los períodos geológicos, cuyo conocimiento es esencial para la comprensión del
génesis. Contamos seis períodos principales, a saber: período primario, de transición, secundario,
terciario, diluviano, posdiluviano o actual. Los terrenos formados durante cada uno de estos
períodos se denominan también: terrenos primitivos, de transición, secundarios, etc. Se dice así que
tal o cual capa o roca, tal o cual fósil se encuentra en los terrenos de un determinado período.
14. Es necesario tener en cuenta que el número de estos períodos no es absoluto y que
depende de los sistemas de clasificación. Los seis principales designados más arriba sólo
comprenden aquellos períodos marcados por un cambio notable y general en el estado del planeta.
Pero la observación prueba que varias formaciones sucesivas se operaron durante cada uno de ellos,
motivo por el cual se los divide en subperíodos caracterizados por la naturaleza de los terrenos,
siendo de veintiséis el número de formaciones generales bien caracterizadas, sin contar a las que
provienen de modificaciones debidas a causas puramente locales.