EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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44. Y estos astros, innumerables en cantidad, viven todos una vida solidaria, pues así como nada se encuentra aislado en la organización de vuestro pequeño mundo terrestre, nada tampoco está aislado en el Universo inconmensurable. Al ojo investigador del filósofo que supiese abarcar el cuadro que se despliega a través del espacio y el tiempo, estos sistemas de sistemas, vistos a distancia, le parecerían polvo de perlas de oro levantado en torbellino por el soplo divino que hace rodar los mundos siderales en los cielos, como los vientos agitan a las arenas del desierto. ¡No más inmovilidad, no más silencio ni más noche! El gran espectáculo que se desarrollaría así ante nuestros ojos sería el de la Creación real, inmensa y llena de vida etérea que abarca en el conjunto inmenso la visión infinita del Creador. Pero hasta ahora hemos hablado únicamente de una nebulosa. Sus millones de soles, sus millones de mundos habitados sólo constituyen -como ya lo hemos dicho-, una isla en el archipiélago infinito.