29. "El que está hastiado de la vida, pero que no quiere quitársela, ¿es culpable si busca la muerte en un campo de batalla, con la idea de hacer útil su muerte?"
Que el hombre se dé la muerte o que se la haga dar, el objeto es siempre abreviar su vida y por consiguiente, hay suicidio de intención, si no de hecho. El pensamiento de que su muerte servirá para algo, es ilusorio; no es más que un pretexto para dar un colorido a su acción y excusarla a sus propios ojos. Si tuviera formalmente el deseo de servir a su país, procuraría vivir defendiéndole y no muriendo, porque una vez muerto, de nada le sirve. La verdadera abnegación consiste en no temer a la muerte cuando se trata de ser útil, en desafiar el peligro, en hacer anticipadamente y sin pensar, el sacrificio de la vida pero la "intención premeditada" de buscar la muerte exponiéndose al peligro, aun cuando sea para hacer un servicio, anula el mérito de la acción. (San Luis. París, 1860).