19. Regocijáos, dijo Jesús, cuando los hombres os aborrecerán y os perseguirán
por mi causa, porque el cielo os recompensará. Estas palabras pueden traducirse de este
modo: Sed felices cuando los hombres, por su mal querer hacia vosotros, os
proporcionen la ocasión de probar la sinceridad de vuestra fe, porque el mal que os
hacen se vuelve en provecho vuestro. Compadecedles, pues, por su ceguedad, y no les
maldigáis.
Después añade: "Que el que quiera seguirme lleve su cruz"; es decir, que sobrelleve con
ánimo las tribulaciones que su fe le proporcionará; porque el que quisiera salvar su vida y sus bienes
renunciando a mí, perderá las ventajas del reino de los cielos, mientras que aquellos que
lo habrán perdido todo en la tierra, y aun la vida por el triunfo de la verdad, recibirán en
la vida futura el precio de su valor, de su perseverancia y de su abnegación; pero
aquellos que sacrifican los bienes celestes a los goces terrestres, Dios dice: Vosotros
habéis recibido ya vuestra recompensa.