8. En tanto que la máxima: "Sin caridad no hay salvación", se apoya en un
principio universal y prepara a todos los hijos de Dios al acceso en la felicidad suprema,
el dogma: "Fuera de la Iglesia no hay salvación", no se apoya en la fe fundamental en
Dios y en la inmortalidad del alma, fe común a todas las religiones, sino "en la fe
especial en dogmas particulares". Es exclusivo y absoluto; en vez de unir a los hijos de
Dios, los divide; en lugar de excitar el amor de sus hermanos, mantiene y sanciona la
irritación entre los sectarios de los diferentes cultos, que se consideran recíprocamente
como malditos en la eternidad, aun cuando fuesen parientes o amigos en este mundo;
desconociendo la grande ley de igualdad ante la tumba, los separa también en el campo
del reposo. La máxima: "Sin caridad no hay salvación", es la consagración del principio
de la igualdad ante Dios y de la libertad de conciencia; con esta máxima por regla, todos
los hombres son hermanos, y cualquiera que sea el modo de adorar a Dios, se tienden la
mano y ruegan unos por otros. Con el dogma: "Fuera de la Iglesia no hay salvación", se
lanzan el anatema, se persiguen y viven como enemigos; el padre no ruega por el hijo, ni
el hijo por su padre, ni el amigo por el amigo; sino que se creen recíprocamente
condenados para siempre. Este dogma es, pues, esencialmente contrario a las
enseñanzas de Cristo y a la ley envangélica.