EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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5. Los espíritus encarnados en un mundo no están sujetos a él indefinidamente, ni cumplen tampoco en él todas las fases progresivas que deben recorrer para llegar a la perfección. Cuando han alcanzado en un mundo el grado de adelanto que él permite, pasan a otro más avanzado, y así sucesivamente hasta que han llegado al estado de espíritus puros; estas son otras tantas estaciones, en cada una de las cuales encuentran elementos de progreso proporcionados a su adelanto. Para ellos es una recompensa el pasar a un mundo de orden más elevado, así como es un castigo el prolongar su permanencia en un mundo desgraciado, o el ser relegado a un mundo más desgraciado aun que aquel que se ven obligados a dejar cuando se obstinan en el mal.