19. "Si nadie es perfecto, ¿se sigue de esto que nadie tiene el derecho de corregir
a su vecino?"
Seguramente que no, puesto que cada uno de vosotros debe trabajar para el
progreso de todos, y sobre todo de aquellos cuya tutela se os ha confiado; pero hay una
razón para hacerlo con moderación, con un fin útil, y no como se hace la mayor parte de
las veces por el placer de denigrar. En este último caso la censura es una maldad; en el
primero es un deber que la caridad manda cumplir con toda prudencia posible, y aun la
censura que se quiere hacer a otro, debe uno hacérsela a sí mismo al propio tiempo y
preguntarse si también la merece. (San Luis. París, 1860).