EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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61. Otra. Señor Todopoderoso, ¡que vuestra misericordia se extienda sobre nuestros hermanos que acaban de dejar la Tierra! ¡que vuestra luz resplandez ca a sus ojos! ¡Sacadles de las tinieblas, abridles los ojos y los oídos! ¡que vuestros espíritus les rodeen y les hagan oir las palabras de paz y de esperanza!


Señor, por indignos que seamos nos atrevemos a implorar vuestra misericordiosa indulgencia en favor de aquél de nuestros hermanos que acaba de ser llamado del destierro; haced que su regreso sea el del hijo pródigo. Olvidad, ¡oh Dios mio! las faltas que ha podido cometer, para acordaros del bien que hizo. Vuestra justicia es inmutable, lo sabemos, pero vuestro amor es inmenso; os suplicamos que aplaquéis vuestra justicia por ese manantial de bondad que mana de vos.


¡Que la luz se haga por tí, hermano mío, que acabas de dejar la Tierra! ¡Que los buenos espíritus del Señor desciendan hacia tí, rodeándote y ayudándote a sacudir tus cadenas terrestres! CQmprende y mira la grandeza de Nuestro Señor; sométete sin murmurar a su justicia, pero no desesperes jamás de su misericordia. ¡Hermano! ¡que una formal mirada sobre tu pasado te abra las puertas del porvenir haciéndote comprender las faltas que dejas detrás de tí y el trabajo que te queda para repararlas! ¡Que Dios te perdone y que sus buenos espíritus te sostengan y te animen! Tus hermanos de la tierra rogarán por ti y te piden que ruegues por ellos. (1)


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(1) Esta oración fué dictada a un medium de Bordeaux en el momento en que pasaba por delante de sus ventanas el entierro de un desconocido.