EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

Volver al menú
56. Otra. Dios clementísimo, puesto que habéis tenido a bien permitir al espíritu de este niño que venga a sufrir las pruebas terrestres para hacerle progresar, dadle la luz a fin de que aprenda a conoceros, amaros y adoraros.


Haced, por vuestro poder infinito, que esta alma se regenere eh el manantial de vuestras divinas instrucciones; que bajo el amparo de su ángel de la guarda, su inteligencia se aumente, se desarrolle y le enseñe el camino que conduce a vos; que la ciencia del Espiritismo sea la luz brillante que le ilumine a través de los escollos de la vida; que sepa, en fin, apreciar toda la inmensidad de vuestro amor, que nos prueba para fortificamos.


Señor, echad una mirada paternal sobre la familia a que habéis confiado esta alma; que pueda comprender la importancia de su misión y haced germinar en este niño las buenas semillas, hasta el día en que él mismo pueda, por sus propias aspiraciones, elevarse solo hacia vos.


Dignaos, oh Dios mío, escuchar esta humilde plegaria, en nombre y por los méritos del que dijo: "Dejad venir a mí los niños, porque el reino de los cielos es para los que se les parecen."