2. Nadie enciende una antorcha y la cubre con alguna vasija, o la pone
debajo de la cama: mas la pone sobre el candelero, para que vean la luz los que
entran. - Porque no hay cosa encubierta que no haya de ser manifestada: ni
escondida, que no haya de ser descubierta y hacerse pública. (San Lucas, capítulo
VIII, v. 16 y 17).