24. Prefacio. Cuando estamos indecisos en hacer una cosa, ante todo, debemos hacernos estas preguntas:
1ª Lo que pretendo hacer, ¿puede recaer en perjuicio de otro?
2ª ¿Puede ser de utilidad para alguno?
3ª Si otro hiciera esto con respecto a mí, ¿quedaria yo satisfecho?
Si esta cosa sólo interesa a sí mismo, está permitido pesar las ventajas y los inconvenientes personales que de ella pueden resultar.
Si interesa a otro, y haciendo bien para uno pueda resultar mal para otro, es menester igualmente pesar la suma del bien y del mal para obrar en consecuencia.
En fin, aun para las cosas mejores, es menester considerar la oportunidad y las circunstancias accesorias, porque una cosa buena por sí misma puede tener malos resultados en manos inhábiles y si no se hace con prudencia y circunspección. Antes de emprender una cosa conviene consultar las propias fuerzas y los medios de ejecución.
En todos los casos se puede siempre reclamar la asistencia de los espíritus protectores recordando esta sábía máxima: "En la duda, abstente". (Cap. XXVIII, núm. 38.)