EL CIELO Y EL INFIERNO o La Justicia Divina según el Espiritismo

Allan Kardec

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8. Aquí se presenta una cuestión vital: ¿El alma adquiere ideas y conocimientos después de la muerte del cuerpo? Si una vez separada del cuerpo no puede adquirir nada, la del niño, la del salvaje, la del imbécil, la del idiota, la del ignorante, continuarán siendo siempre lo que eran a la hora de la muerte: están destinadas a una perpetua nulidad.


Si el alma adquiere nuevos conocimientos después de la vida actual, puede progresar. Sin el progreso ulterior del alma, iremos a parar a consecuencias absurdas. Con el progreso, llegaremos a la negación de todos los dogmas fundados en su estado estacionario. La suerte irrevocable, las penas eternas, etc. Si progresa, ¿dónde se detiene el progreso? No hay ninguna razón para que no alcance el grado de los ángeles o espíritus puros. Si puede llegar a él, no había ninguna necesidad de crear seres especiales y privilegiados, exentos de todo trabajo y gozando de la dicha eterna, sin hacer hecho nada para conquistarla, mientras que otros seres menos favorecidos no obtienen la suprema felicidad sino al precio de largos y crueles sufrimientos y de las más rudas pruebas. Dios lo puede hacer, sin duda. Pero si se admite lo infinito de sus perfecciones, sin las cuales no hay Dios, es preciso admitir también que no hace nada inútil, ni nada que desmienta la soberana justicia y la soberana bondad.