EL CIELO Y EL INFIERNO o La Justicia Divina según el Espiritismo

Allan Kardec

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2. La doctrina de las penas eternas, como la del infierno material, tuvo su razón de ser cuando ese temor podía ser un freno para los hombres poco adelantados intelectual y moralmente. Por lo mismo que poco o nada se hubieran impresionado con la idea de las penas morales, tampoco se hubieran sobrecogido con la de las penas temporales, ni aun habrían comprendido la justicia de las penas graduadas y proporcionadas, porque no eran aptos para distinguir las diferencias, algunas veces poco sensibles, entre el bien y el mal, ni el valor relativo de las circunstancias atenuantes o agravantes.