Usted esta en:
EL CIELO Y EL INFIERNO o La Justicia Divina según el Espiritismo > PRIMERA PARTE > CAPÍTULO I - El porvenir y la nada > 8
8. A este sistema se pueden oponer numerosas objeciones, de las cuales las principales son:
No pudiéndose comprender la Divinidad sin perfecciones infinitas, uno se pregunta: ¿Cómo un todo
perfecto puede componerse de partes tan imperfectas y que tienen necesidad de progresar? Estando
cada parte sometida a la ley del progreso, resulta que el mismo Dios debe progresar. Si progresa sin
cesar, debió ser en el principio muy imperfecto. ¿Cómo un ser imperfecto, compuesto de voluntades
e ideas tan divergentes, pudo concebir leyes tan armoniosas de tan admirable unidad, sabiduría y
previsión como las que rigen el Universo? Si todas las almas son porciones de la Divinidad, todas
han contribuido a formar las leyes de la Naturaleza. ¿A qué se debe que estén murmurando sin cesar
contra esas leyes que ellas hicieron? Una teoría no puede ser aceptada como verdadera más que
con la condición de satisfacer la razón y dar cuenta de todos los hechos que abraza. Si solamente
un hecho viene a desmentirla, es porque no está en lo verdadero en absoluto.