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EL CIELO Y EL INFIERNO o La Justicia Divina según el Espiritismo > SEGUNDA PARTE - EJEMPLOS > CAPÍTULO VIII - Expiaciones terrestres > Clara Rivier
Clara Rivier
Clara Rivier era una joven de diez años, perteneciente a una familia de labradores de una aldea del Mediodía de Francia. Estaba completamente enferma desde los cuatro años. Durante su vida, no dejó escapar una sola queja, ni dio una sola señal de impaciencia. Aunque desprovista de instrucción, consolaba a su afligida familia, conversando de la vida futura y de la dicha que debía encontrar en ella.
Murió en septiembre de 1862, después de cuatro días de torturas y convulsiones, durante las cuales no cesó de rogar a Dios. “No temo la muerte -decía-, puesto que una vida de felicidad me está reservada después.” Decía también a su padre, que lloraba: “Consuélate, vendré a visitarte. Mi hora está próxima, lo siento. Cuando llegue, lo sabré y te lo advertiré antes.” En efecto, cuando el momento fatal estuvo a punto de llegar, llamó a todos los suyos, diciendo. “No tengo más que cinco minutos de vida, dadme vuestras manos.” Y expiró como lo había anunciado.
Desde entonces un espíritu golpeador vino a visitar la casa de los esposos Rivier, donde lo derribaba todo, y golpeaba la mesa como si tuviera una maza. Agitaba las colgaduras de las camas y las cortinas, y removía la vajilla. Este espíritu aparecía bajo la forma de Clara a su joven hermana, que no tiene más que cinco años. Según esta niña, su hermana le ha hablado muchas veces, y estas apariciones le hacen a menudo dar gritos de alegría y exclamar: “Pero, ¿veis qué linda está Clara?”
1 . Evocación de Clara Rivier. R. Estoy cerca de vosotros. dispuesta a responder.
2. ¿De dónde os venían, aunque tan joven y sin instrucción, las ideas elevadas que habíais expresado sobre la vida futura, antes de vuestra muerte? R. Del poco tiempo que tenía que pasar sobre vuestro globo y de mi precedente encarnación. Cuando dejé la Tierra, era médium, y lo soy también volviendo entre vosotros. Esto era una predestinación, sentía y veía lo que expresaba.
3. ¿Cómo es que una niña de vuestra edad no se haya quejado durante cuatro años de sufrimientos? R. Porque el sufrimiento físico estaba dominado por una potencia más grande, la de mi ángel de la guarda, a quien veía continuamente cerca de mí. Sabía aliviar todo lo que sentía, hacía que mi voluntad fuese más fuerte que el dolor.
4. ¿Cómo os han prevenido del instante de vuestra muerte? R. Mi ángel de la guarda me lo revelaba, jamás me ha engañado.
5. Habíais dicho a vuestro padre: “Consuélate, vendré a visitarte.” ¿Cómo es que, animada de tan buenos sentimientos para vuestros padres, venís a atormentarles después de vuestra muerte, haciendo ruido en su casa? R. Tengo, sin duda, una prueba, o mejor dicho, una misión que cumplir. Si vuelvo a ver a mis padres, ¿creéis que es sin objeto? Estos ruidos, esta perturbación, estas luchas causadas por mi presencia, son una advertencia. Estoy ayudada por otros espíritus cuya perturbación tiene un objeto, como yo tengo el mío, apareciendo a mi hermana. Gracias a nosotros, muchas convicciones van a nacer. Mis padres tenían que sufrir una prueba. Cesará pronto, pero solamente después de haber llevado la convicción a una multitud de espíritus.
6. De este modo, ¿no sois vos en persona la que causa esta perturbación? R. Soy ayudada por otros espíritus, que sirven para la prueba reservada a mis queridos padres.
7. ¿Cómo es que vuestra hermana os ha reconocido, si no sois vos quien producía estas manifestaciones? R. Mi hermana no ha visto a nadie sino a mí. Posee ahora la doble vista, y no será la última vez que mi presencia vendrá a consolarla y a animarla.
8. ¿Por qué, siendo tan joven, habéis sido afligida con tantas dolencias? R. Tenía que expiar faltas anteriores, había hecho mal uso de la salud y de la posición brillante de que gozaba en mi anterior encarnación. Entonces Dios me dijo. “Tú has gozado grandemente, desmedidamente, y sufrirás lo mismo. Tú eras orgullosa, serás humilde. Tú estabas envanecida de tu hermosura, serás desfigurada. En lugar de la vanidad, te esforzarás en adquirir la caridad y la bondad.” He cumplido la voluntad de Dios, y mi ángel de la guarda me ha ayudado.
9. ¿Tendríais que encargar algo para vuestros padres? R. A petición de un médium. han hecho mis padres mucha caridad. Razón han tenido en no rogar siempre con los labios: es preciso hacerlo con la mano y el corazón. Dar a los que sufren es orar, ser espiritista.
Dios ha dado a todas las almas el libre albedrío, esto es, la facultad de progresar. Ha dado a todas la misma aspiración, y por esta razón, la ropa de paño burdo está más cerca de la ropa de oro de lo que generalmente pensáis. Por lo tanto, estrechad las distancias por la caridad. Introducid al pobre en vuestra casa, animadle, levantadle, no le humilléis. Si se supiese practicar por todas partes esta gran ley de la conciencia, no se tendría en épocas determinadas esas grandes miserias que deshonran a los pueblos civilizados, y que Dios envía para castigarles y abrirles los ojos.
Queridos padres, rogad a Dios. Amaos. Practicad la ley de Cristo, no hagáis a los otros lo que no quisierais que os fue hecho. Implorad a Dios que os prueba, manifestándoos que su voluntad es santa y grande como Él. Sabed, previniendo el porvenir, armaros de valor y de perseverancia, porque estáis llamado sufrir todavía, y es necesario saber merecer una buena posición en un mundo mejor, donde el conocimiento de la justicia divina es el castigo de los malos espíritus.
Siempre estaré cerca de vosotros, queridos padres. Adiós, o mejor, hasta luego. Tened resignación, caridad y amor a vuestros semejantes, y un día llegaréis a ser dichosos.
Clara
¡Qué hermoso pensamiento es éste: “La ropa de paño burdo está más cerca de la ropa recamada de oro de lo que generalmente pensáis.” Es una alusión a los espíritus que, de una existencia a otra, pasan de una posición brillante a otra posición humilde o miserable, porque muchas veces expían en un centro ínfimo el abuso que han hecho de los dones que Dios les había concedido. Es una justicia que todo el mundo comprende.
Otro pensamiento no menos profundo es el que atribuye las calamidades de los pueblos a la infracción dc la ley de Dios. porque Dios castiga a los pueblos como castiga a los individuos. Es cierto que si practicasen la ley de caridad, no habría guerras ni grandes miserias. El Espiritismo conduce a la práctica de esta ley, ¿será por esto que encuentra enemigos tan encarnizados? Las palabras de esta joven a sus padres, ¿son acaso las de un demonio?
Murió en septiembre de 1862, después de cuatro días de torturas y convulsiones, durante las cuales no cesó de rogar a Dios. “No temo la muerte -decía-, puesto que una vida de felicidad me está reservada después.” Decía también a su padre, que lloraba: “Consuélate, vendré a visitarte. Mi hora está próxima, lo siento. Cuando llegue, lo sabré y te lo advertiré antes.” En efecto, cuando el momento fatal estuvo a punto de llegar, llamó a todos los suyos, diciendo. “No tengo más que cinco minutos de vida, dadme vuestras manos.” Y expiró como lo había anunciado.
Desde entonces un espíritu golpeador vino a visitar la casa de los esposos Rivier, donde lo derribaba todo, y golpeaba la mesa como si tuviera una maza. Agitaba las colgaduras de las camas y las cortinas, y removía la vajilla. Este espíritu aparecía bajo la forma de Clara a su joven hermana, que no tiene más que cinco años. Según esta niña, su hermana le ha hablado muchas veces, y estas apariciones le hacen a menudo dar gritos de alegría y exclamar: “Pero, ¿veis qué linda está Clara?”
1 . Evocación de Clara Rivier. R. Estoy cerca de vosotros. dispuesta a responder.
2. ¿De dónde os venían, aunque tan joven y sin instrucción, las ideas elevadas que habíais expresado sobre la vida futura, antes de vuestra muerte? R. Del poco tiempo que tenía que pasar sobre vuestro globo y de mi precedente encarnación. Cuando dejé la Tierra, era médium, y lo soy también volviendo entre vosotros. Esto era una predestinación, sentía y veía lo que expresaba.
3. ¿Cómo es que una niña de vuestra edad no se haya quejado durante cuatro años de sufrimientos? R. Porque el sufrimiento físico estaba dominado por una potencia más grande, la de mi ángel de la guarda, a quien veía continuamente cerca de mí. Sabía aliviar todo lo que sentía, hacía que mi voluntad fuese más fuerte que el dolor.
4. ¿Cómo os han prevenido del instante de vuestra muerte? R. Mi ángel de la guarda me lo revelaba, jamás me ha engañado.
5. Habíais dicho a vuestro padre: “Consuélate, vendré a visitarte.” ¿Cómo es que, animada de tan buenos sentimientos para vuestros padres, venís a atormentarles después de vuestra muerte, haciendo ruido en su casa? R. Tengo, sin duda, una prueba, o mejor dicho, una misión que cumplir. Si vuelvo a ver a mis padres, ¿creéis que es sin objeto? Estos ruidos, esta perturbación, estas luchas causadas por mi presencia, son una advertencia. Estoy ayudada por otros espíritus cuya perturbación tiene un objeto, como yo tengo el mío, apareciendo a mi hermana. Gracias a nosotros, muchas convicciones van a nacer. Mis padres tenían que sufrir una prueba. Cesará pronto, pero solamente después de haber llevado la convicción a una multitud de espíritus.
6. De este modo, ¿no sois vos en persona la que causa esta perturbación? R. Soy ayudada por otros espíritus, que sirven para la prueba reservada a mis queridos padres.
7. ¿Cómo es que vuestra hermana os ha reconocido, si no sois vos quien producía estas manifestaciones? R. Mi hermana no ha visto a nadie sino a mí. Posee ahora la doble vista, y no será la última vez que mi presencia vendrá a consolarla y a animarla.
8. ¿Por qué, siendo tan joven, habéis sido afligida con tantas dolencias? R. Tenía que expiar faltas anteriores, había hecho mal uso de la salud y de la posición brillante de que gozaba en mi anterior encarnación. Entonces Dios me dijo. “Tú has gozado grandemente, desmedidamente, y sufrirás lo mismo. Tú eras orgullosa, serás humilde. Tú estabas envanecida de tu hermosura, serás desfigurada. En lugar de la vanidad, te esforzarás en adquirir la caridad y la bondad.” He cumplido la voluntad de Dios, y mi ángel de la guarda me ha ayudado.
9. ¿Tendríais que encargar algo para vuestros padres? R. A petición de un médium. han hecho mis padres mucha caridad. Razón han tenido en no rogar siempre con los labios: es preciso hacerlo con la mano y el corazón. Dar a los que sufren es orar, ser espiritista.
Dios ha dado a todas las almas el libre albedrío, esto es, la facultad de progresar. Ha dado a todas la misma aspiración, y por esta razón, la ropa de paño burdo está más cerca de la ropa de oro de lo que generalmente pensáis. Por lo tanto, estrechad las distancias por la caridad. Introducid al pobre en vuestra casa, animadle, levantadle, no le humilléis. Si se supiese practicar por todas partes esta gran ley de la conciencia, no se tendría en épocas determinadas esas grandes miserias que deshonran a los pueblos civilizados, y que Dios envía para castigarles y abrirles los ojos.
Queridos padres, rogad a Dios. Amaos. Practicad la ley de Cristo, no hagáis a los otros lo que no quisierais que os fue hecho. Implorad a Dios que os prueba, manifestándoos que su voluntad es santa y grande como Él. Sabed, previniendo el porvenir, armaros de valor y de perseverancia, porque estáis llamado sufrir todavía, y es necesario saber merecer una buena posición en un mundo mejor, donde el conocimiento de la justicia divina es el castigo de los malos espíritus.
Siempre estaré cerca de vosotros, queridos padres. Adiós, o mejor, hasta luego. Tened resignación, caridad y amor a vuestros semejantes, y un día llegaréis a ser dichosos.
Clara
¡Qué hermoso pensamiento es éste: “La ropa de paño burdo está más cerca de la ropa recamada de oro de lo que generalmente pensáis.” Es una alusión a los espíritus que, de una existencia a otra, pasan de una posición brillante a otra posición humilde o miserable, porque muchas veces expían en un centro ínfimo el abuso que han hecho de los dones que Dios les había concedido. Es una justicia que todo el mundo comprende.
Otro pensamiento no menos profundo es el que atribuye las calamidades de los pueblos a la infracción dc la ley de Dios. porque Dios castiga a los pueblos como castiga a los individuos. Es cierto que si practicasen la ley de caridad, no habría guerras ni grandes miserias. El Espiritismo conduce a la práctica de esta ley, ¿será por esto que encuentra enemigos tan encarnizados? Las palabras de esta joven a sus padres, ¿son acaso las de un demonio?