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EL CIELO Y EL INFIERNO o La Justicia Divina según el Espiritismo > PRIMERA PARTE > CAPÍTULO VI - Doctrina de las penas eternas > Argumentos en apoyo de las penas eternas > 12
12. A esto nos contestarán que el pecador que se arrepiente antes de morir experimenta la misericordia de Dios, y que entonces el mayor culpable puede encontrar perdón en su presencia.
Esto no se ha puesto en duda, y se concibe que Dios no perdone sino al arrepentido, y sea inflexible para con los endurecidos. Pero si es misericordioso para con el alma que se arrepiente antes de haber dejado su cuerpo, ¿por qué no lo es para con la que se arrepiente después de la muerte? ¿Por qué el arrepentimiento no ha de tener eficacia sino durante la vida, que no es más que un instante, y no la ha de tener durante la eternidad, que no tiene fin? Si la bondad y la misericordia de Dios están circunscritas a un tiempo dado, no son infinitas, y Dios no es infinitamente bueno.
Esto no se ha puesto en duda, y se concibe que Dios no perdone sino al arrepentido, y sea inflexible para con los endurecidos. Pero si es misericordioso para con el alma que se arrepiente antes de haber dejado su cuerpo, ¿por qué no lo es para con la que se arrepiente después de la muerte? ¿Por qué el arrepentimiento no ha de tener eficacia sino durante la vida, que no es más que un instante, y no la ha de tener durante la eternidad, que no tiene fin? Si la bondad y la misericordia de Dios están circunscritas a un tiempo dado, no son infinitas, y Dios no es infinitamente bueno.