El alma
Su existencia y sus manifestaciones, por Dyonis [1]
Este libro persigue el mismo objetivo que el anterior: la demostración del alma, de la vida futura, de la pluralidad de existencias, pero de una forma más didáctica, más científica, aunque siempre clara e inteligible para todos. La refutación del materialismo, y en particular de las doctrinas de Büchner y Maleschott, ocupa un lugar importante allí, y no es la parte menos interesante ni instructiva, por la lógica irresistible de los argumentos. La doctrina de estos dos escritores de indiscutible talento, y que pretenden explicar todos los fenómenos morales por las únicas fuerzas de la materia, tuvo gran repercusión en Alemania y, por consiguiente, en Francia; naturalmente, fue aclamada con entusiasmo por los materialistas, felices de encontrar allí la sanción de sus ideas; sobre todo ha reclutado seguidores entre los jóvenes de las Escuelas, que se permiten liberarse, en nombre de la aparente legalidad de una filosofía, de la contención que imponen la fe en Dios y en la inmortalidad.
El autor se esfuerza por reducir a su valor razonable las falacias en las que se basa esta filosofía; demuestra las desastrosas consecuencias que tendría para la sociedad, si alguna vez prevaleciera, y su incompatibilidad con cualquier doctrina moral. Aunque apenas conocida, excepto en cierto mundo, una refutación algo popular es muy útil para proteger a aquellos que puedan ser seducidos por los argumentos engañosos que invoca. Estamos convencidos de que, entre quienes la defienden, hay quienes retrocederían si hubieran comprendido todo su alcance.
Si solo desde este punto de vista, el cual también es del Espiritismo, la obra de M. Dyonis merece un serio estímulo, porque es un enérgico defensor de esta causa, a la que vemos que el autor no es ajeno. Pero esto no termina con la tarea que se ha impuesto; considera la cuestión del alma de una manera amplia y comprensiva; es uno de los que admite su progreso indefinido, a través de la animalidad, la humanidad y más allá de la humanidad. Quizás, en ciertos aspectos, su libro contenga algunas proposiciones un tanto fortuitas, pero que conviene sacar a la luz para que puedan madurar mediante la discusión.
Lamentamos que la falta de espacio no nos permita justificar nuestra valoración con algunas citaciones; nos limitaremos al siguiente pasaje y a decir que quienes lean este libro no perderán su tiempo.
"Si examinamos los seres que se han sucedido en períodos geológicos, notamos que hay un progreso en los individuos sucesivamente dotados de vida, y que el último que llega, el hombre, es una prueba indiscutible de este desarrollo moral, por el don de la inteligencia transmisible que recibió por primera vez, y el único de todos los animales”.
“Esta perfectibilidad del alma, frente a la imperfectibilidad de la materia, nos lleva a pensar que el alma humana no es la primera expresión del alma, sino que es sólo la última expresión hasta ahora. En otras palabras, que el alma ha progresado desde la primera manifestación de la vida, pasando alternativamente por plantas, animálculos, animales y hombre, para ascender aún más, mediante creaciones de orden superior, que nuestros sentidos imperfectos no nos permiten comprender, pero que la lógica de los hechos nos lleva a admitir. La ley del progreso, que seguimos en el desarrollo físico de los sucesivos animales, existiría, por tanto, también, y principalmente, en su desarrollo moral”.
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[1] 1 vol. en-12, 3 fr. 50.