¿Que és el Espiritismo?

Allan Kardec

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145. “¿Cuál es la situación del alma inmediatamente después de la muerte del cuerpo? ¿Tiene instantáneamente conciencia de sí misma? En una palabra, ¿qué ve, qué presiente?”

En el momento de la muerte al pronto todo está en confusión, necesita el alma algún tiempo para reconocerse; está como aturdida, y en el estado de un hombre que sale de un profundo sueño y que se esfuerza en darse cuenta de su situación. La lucidez de las ideas y la memoria de lo pasado le vuelven a medida que se borra la influencia de la materia de que acaba de desprenderse y que se disipa la especie de niebla que obscurece sus pensamientos.

El tiempo de la turbación que sigue a la muerte es muy variable; puede ser de algunas horas solamente, así como de muchos años. Es menos largo en aquellos que se identificaron, cuando vivían, con un estado futuro, porque comprenden inmediatamente su situación; y por el contrario es más largo cuanto más materialmente vivieron.

La sensación que el alma experimenta en aquel momento es también muy variable; la turbación que sigue a la muerte nada tiene de penoso para el hombre de bien; está en calma y es semejante, en un todo, a la que acompaña a un despertar apacible. Para aquel cuya conciencia no es pura y que tuvo más afecto a la vida material que a la espiritual es desasosegada y llena de angustias que aumentan a medida que se va reconociendo; porque entonces se apodera de él el miedo, y una especie de terror en presencia de lo que ve y sobre todo de lo que presiente.

Se experimenta un gran alivio y un inmenso bienestar, cuya sensación podría llamársele física; se encuentra uno como aligerado de un peso, y feliz por no sentir ya los dolores corporales que pocos instantes antes de sentirse libre se sufrían, desembarazado y ligero como si a uno le quitaran pesadas cadenas.

En su nueva situación, el alma ve y oye lo que veía y oía antes de la muerte, pero ve y oye además cosas que se sustraían a la tosquedad de los órganos corporales; tiene sensaciones y percepciones que nos son desconocidas.


Observación. Estas contestaciones, y todas las relativas a la situación del alma después de la muerte o durante la vida, no resultan de una teoría o de un sistema, sino de estudios directos hechos sobre millares de seres observados en todas las fases y en todos los períodos de su existencia espiritual, desde el grado más ínfimo hasta el más elevado de la escala, según sus costumbres durante la vida terrestre, el género de muerte, etc. Se dice muchas veces, hablando de la vida futura, que no se sabe lo que en ella pasa, porque nadie ha vuelto; es un error, porque precisamente los que están allí son los que vienen a darnos sus instrucciones, y Dios lo permite hoy más que en otra época alguna, como última advertencia dada a la incredulidad y al materialismo.